La crisis hídrica, que se arrastra por más de una década en la Región de Coquimbo, se agudiza cada vez más. Si bien hay muchas propuestas desde el territorio y un interés creciente por parte de las autoridades, en la práctica la situación es grave.
Sin duda, urge articular un correcto plan de acción, acompañado de una importante inyección de recursos. Además, con proyección de precipitaciones bajo lo normal, el panorama no se ve nada auspicioso. Una muestra de ello son los datos arrojados por el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), respecto al nivel de los embalses en la región. A marzo 2024, mientras el Embalse Cogotí (Combarbalá) se mantiene en un 0% de almacenamiento de agua, el Embalse La Paloma (Monte Patria), el más grande de Chile, se encuentra en un 1% de su capacidad. En total, el agua embalsada en la Provincia de Limarí no supera el 4%, por citar un ejemplo.
“El año 1979 hubo una sequía, pero no tan larga como ésta. Esto es un desastre agrícola; se están perdiendo miles de hectáreas, se están cerrando empresas, pequeños productores están de brazos cruzados y no tienen para cultivar, no tienen los medios para hacer pozos más profundos. En el fondo, no son capaces de enfrentar esta sequía, porque para eso hay que tener recursos, capital humano y capital en infraestructura”, comenta Fidel Salinas, presidente del Sindicato de Pequeños Agricultores de El Paqui, comuna de Monte Patria.
“Ya es una crisis humanitaria”, destaca María Inés Figari, presidenta de la Sociedad Agrícola del Norte (SAN). “Más que un negocio que se apaga, que por cierto se está apagando, hay seres humanos a los que incluso les está faltando el agua para su consumo. Lo que vivimos es grave, es triste, es muy difícil de explicar. Hay familias enteras al interior de los valles, que solo sobreviven gracias al camión aljibe que va y les deja agua en ollas o en botellas, con una capacidad mínima de poder guardar. La gente está muy decaída, muy desmoralizada”, señala la dirigenta.
Una preocupación que también comparte el director de Medio Ambiente de la Municipalidad de Coquimbo, Pedro Véliz, quien afirma que la principal demanda en su comuna radica “en asegurar el consumo de agua potable, sobre todo en el sector rural donde su abastecimiento se hace en camión aljibe”. Una situación semejante describe Aldo Cortés, director de Gestión de Riesgos de Desastres de la vecina Municipalidad de La Serena: “Las mayores demandas de los vecinos son agua para bebida, agua para riego de hortalizas y árboles frutales, recursos para profundización de pozos, y empleabilidad”.