Fuente Ecoavant
Cada vez más personas utilizan agua desalinizada para beber, cocinar y lavarse, sobre todo en zonas donde el agua es un recurso escaso.
El proceso consume mucha energía, y los combustibles fósiles que suelen utilizarse contribuyen al calentamiento global.
La salmuera tóxica que produce contamina los ecosistemas costeros
La desalinización implica eliminar la sal del agua de mar y filtrarla para producir agua potable de calidad. Sin embargo, el proceso consume mucha energía, y los combustibles fósiles que suelen utilizarse contribuyen al calentamiento global. Por otro lado, la salmuera tóxica que produce contamina los ecosistemas costeros.
Si bien es posible alimentar las plantas de desalinización con fuentes de energía bajas en carbono para reducir las emisiones, la descarga de salmuera tóxica de estas plantas al océano es un problema más difícil de resolver.
Se están desarrollando nuevas tecnologías para abordar estos problemas, pero mientras tanto es importante crear conciencia sobre las repercusiones de la desalinización
BIRGUY LAMIZANA, experta en aguas residuales del PNUMA
“Se están desarrollando nuevas tecnologías para abordar estos problemas, pero mientras tanto es importante crear conciencia sobre las repercusiones de la desalinización”, dice Birguy Lamizana, experta en aguas residuales del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Estas son las cinco cosas que debemos saber sobre la desalinización:
Por cada litro de agua potable producido se generan alrededor de 1,5 litros de líquido contaminado con cloro y cobre
A nivel mundial, 80% de todas las aguas residuales termina en mares, ríos, lagos y humedales. En el marco del Programa de acción mundial para la protección del medio marino frente a las actividades realizadas en tierra, el PNUMA está trabajando para prevenir la degradación provocada por las actividades terrestres, como la operación de las plantas desalinizadoras. El programa también alberga y funge como secretaría de la Iniciativa mundial sobre aguas residuales.
En marzo de 2019, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente adoptó una resolución sobre este desafío.
Proteger y restaurar los ecosistemas de los efectos de la contaminación del agua, el aire y otras fuentes es un principio clave del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas 2021-2030 y el Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030).