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Los herbicidas aumentan la fragilidad de ecosistemas acuáticos frente al cambio climático

  • Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén ha verificado que una sustancia utilizada en agricultura intensiva del olivar como herbicida reduce la capacidad de supervivencia de ciertas especies. Es decir, no solo mueren por el efecto del agroquímico, sino que son más vulnerables ante los cambios del entorno. Así, ha demostrado en experiencias con microcosmos que las modificaciones de las condiciones del hábitat, como el aumento global de la temperatura, amplifican sus efectos negativos.

Fuente IAgua

Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén y la University of Konstanz de Alemania ha demostrado que la presencia de un herbicida en los ecosistemas acuáticos cercanos a los olivares aumenta la vulnerabilidad de los organismos frente al cambio climático. Esto afecta negativamente a la supervivencia de ciertas especies de microalgas y zooplancton, principal alimento de muchas otras. Los expertos proponen utilizar soluciones basadas en la naturaleza, como el uso de humedales artificiales con biocarbones, como filtros naturales y así evitar la degradación del medio.

La investigadora de la Universidad de Jaén Gema Parra, autora del artículo.

Anticiparse a las consecuencias que el cambio climático pueda tener sobre determinadas especies ayuda a establecer las pautas para evitarlas. Así, en el estudio publicado en el artículo ‘Sublethal exposure to agrochemicals impairs zooplankton ability to face future global change challenges’ de la revista Science of The Total Environment las investigadoras analizan tanto la letalidad como los llamados efectos subletales, que afectan a aspectos como el crecimiento o la reproducción de una especie de plancton frecuente en los ecosistemas afectados por la exposición al glifosato, un compuesto utilizado en agricultura intensiva de olivares.

Además, las expertas han confirmado que los efectos de estos compuestos sobre los organismos, aumenta la vulnerabilidad frente a los cambios globales del planeta, especialmente el aumento de la temperatura o la salinidad del medio y la falta de alimento en el hábitat. “Para ello partimos de un microcosmos artificial simulando las condiciones en las que viven ciertas especies de zooplancton y fitoplancton, que son el principal alimento de muchas de las especies que habitan los humedales. Si el primer nivel de la cadena alimentaria se ve afectado, el ecosistema se resentirá en su conjunto”, indica a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Jaén Gema Parra, autora del artículo.

Microcosmos con cambio climático

Los experimentos se llevaron a cabo durante 48 días en microcosmos y sometieron a tres poblaciones a determinadas situaciones. Por un lado, una exposición de baja y alta concentración del contaminante. Por otro lado, una población sin contaminante. Posteriormente, se enfrentaron a tres tipos de estrés distintos: aumento de temperatura, de salinidad y falta de alimento.

La comunidad estaba constituida por tres especies: Daphnia magna y Daphnia pulex, conocidas como pulgas de agua, y el alga Scenedesmus obliquus. El objetivo del estudio perseguía conocer cómo D. magna expuesta a glifosato, uno de los herbicidas más extendidos en la agricultura intensiva, ve afectada su respuesta ante distintos cambios posteriores en el medio.

Poblaciones perturbadas

Los resultados indican que la baja concentración del tóxico, apenas afecta a la comunidad. Sin embargo, si se produce un aumento de temperatura o salinidad, la supervivencia frente a estos cambios sí muestra diferencias significativas y son más vulnerables las expuestas al herbicida.

La Daphnia magna, conocida como pulga de agua es una especie de plancton frecuente en los ecosistemas afectados por la exposición al glifosato, un compuesto utilizado en agricultura intensiva de olivares.

Por ejemplo, las poblaciones de D. magna que han estado expuestas al tóxico mueren en pocos días si no hay alimento. Mientras que las que no han estado en contacto con el glifosato son capaces de resistir más tiempo.

Las expertas continúan sus estudios con otros tóxicos que llegan a las aguas, como pesticidas y medicamentos. Además, están evaluando cómo las soluciones basadas en la naturaleza, como pueden ser los humedales artificiales junto a biocarbones procedentes de biomasa de distintas industrias agroalimentarias, retiran los contaminantes y reducen la acción negativa sobre los ecosistemas.

La investigación se está financiando con el proyecto ‘Soluciones basadas en la Naturaleza frente a contaminantes emergentes: Protegiendo las aguas para la Transición Ecológica (NbSPRO-TE)’ del Ministerio de Transición Ecológica y con fondos propios del grupo de investigación ‘Ecología y biodiversidad de sistemas acuáticos’ de la Universidad de Jaén.