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Una mirada de las empresas en Chile al último informe del IPCC

El documento de los expertos reunidos por las Naciones Unidas fue claro en destacar que se necesitan medidas inmediatas para asegurar el futuro del planeta. Las organizaciones locales dicen coincidir con el diagnóstico.

Fuente La Tercera

No hay tiempo para avanzar en la lucha contra la crisis climática sin adoptar medidas inmediatas y más ambiciosas, según concluyó el reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El documento, que promueve una visión científica sobre la emergencia medioambiental, dice que los esfuerzos en el mundo no son suficientes y que, de seguir así, nos enfrentamos a una amenaza para el bienestar de las personas y la salud del planeta sin vuelta atrás. El grupo de 270 expertos de 67 países, entre ellos Chile, entregó esta semana el informe del Grupo de Trabajo II, que corresponde a la segunda entrega del Sexto Informe de Evaluación (IE6) del IPCC, que se completará este año.

En esa línea, los expertos convocados por las Naciones Unidas plantean que el cambio climático hoy se alimenta del consumo no sostenible de recursos naturales, la creciente urbanización, las desigualdades sociales, de las pérdidas y daños provocados por los fenómenos externos y la pandemia.

En este escenario, el planeta enfrenta el aumento de las olas de calor, sequías e inundaciones que ya han superado lo tolerado por algunas especies y ecosistemas, según la evidencia científica planteada en el informe de cerca de 4.000 páginas. Las consecuencias de esto efectos, prolongados en el tiempo, significa la incertidumbre alimentaria e hídrica en gran parte del mundo, entre ellos Chile y América Latina. Las zonas costeras de baja altitud también serán las primeras damnificadas de seguir subiendo la temperatura global.

Si bien esta alerta científica sobre el cambio climático ya se había planteado el año pasado, con la publicación de la primera parte del informe, el segundo fragmento del documento reitera la urgencia sobre la necesidad de la acción y se introducen los impactos y los riesgos del cambio climático a largo plazo para el mundo. Además, el estudio entrega opciones de acciones concretas para las zonas que serán las primeras en sentir los devastadores e irreversibles efectos del cambio climático.

“Al restaurar los ecosistemas degradados y conservar, con eficacia y equidad, entre el 30% y el 50% de los hábitats terrestres, marinos y de agua dulce, la sociedad puede beneficiarse de la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar carbono, y podemos acelerar los avances en la consecución del desarrollo sostenible, pero es fundamental contar con el apoyo financiero y político adecuado”, dijo el copresidente del Grupo de Trabajo II del IPCC, Hans-Otto Pörtner, al momento de la publicación del informe.

Visión desde Chile

La Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), ante los resultados del último informe, planteó que “desde la COP25 hemos manifestado enfáticamente nuestro compromiso con la carbono neutralidad y una economía resiliente al clima (…) la adaptación tiene una dificultad adicional a la mitigación: mientras esta debe ser un fenómeno nacional y mundial, aquella es un fenómeno local, atomizado. Cada empresa se adapta de diferentes maneras porque el cambio climático la afecta con distintas sensibilidades. Y las empresas de Chile se están haciendo cargo”, según su director de políticas públicas, Javier Irarrázaval.

Desde la multigremial del gran empresariado defienden su actuar en estas materias, con iniciativas como el lanzamiento, en 2020, de un documento que agrupa a los principales sectores económicos del país de cara a los desafíos climáticos, y donde cada uno expuso los que tienen y las acciones que están tomando al respecto.

Por su parte, Empresas Iansas se toma el nuevo reporte del IPCC como algo que les pide más velocidad y urgencia respecto a las acciones. La empresa de alimentos destaca contar con proyectos que reducen el consumo de combustibles para sus operaciones y el uso de Energías Renovables No Convencionales. Sobre a lo que darán prioridad, la compañía apunta a la reducción de la emisión de los gases de efecto invernadero, que están relacionados con la cadena de valor, proveedores y transportistas, que hoy son el mayor porcentaje de sus emisiones, según proyecciones de la misma empresa.

“Tenemos un plan claro de acción en curso referente al impacto de sus operaciones sobre el calentamiento global y el cambio climático. Estamos trabajando en un trazado de inversiones y proyectos que buscan disminuir nuestro impacto de aquí al año 2025″, destaca la gerenta de marketing corporativo y sostenibilidad de Empresas Iansa, Vivian Budinich.

Mientras que, desde Aguas Andina, califican el documento de las Naciones Unidas como un llamado dramático y elocuente. “Los efectos en el ciclo global del agua se han manifestado con 13 años de sequía en la Región Metropolitana. Frente a esto hemos trabajado de manera anticipada desde 2008, para implementar un modelo de economía circular y desarrollar infraestructura resiliente, aumentando la inversión asociada a combatir el cambio climático cada año, fortaleciendo la relación con otros usuarios de la cuenca y promoviendo el uso responsable”, dice la jefa de sostenibilidad de Aguas Andina, Pamela Bravo.

La empresa de servicios sanitarios destaca afrontar este escenario climático con procesos de tratamiento de aguas servidas, una estrategia de eficiencia energética y la reducción en el impacto negativo de todos los procesos de la compañía y sus proveedores. Todo esto para lograr el compromiso de las metas para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de cara a 2030. “No solo basta mitigar, sino que la adaptación al complejo escenario futuro será clave”, agrega Bravo.

Mientras que, desde Acción Empresas, plantean que “en este contexto y ante la necesidad imperativa de una profunda transformación sistémica, es fundamental que las empresas enfoquen su trabajo en materias como la biodiversidad, la gestión responsable del agua y la generación de prácticas de producción responsables, para generar menor impacto socioambiental, contribuir a la regeneración y realizar una contribución concreta al desarrollo sostenible. Está claro que no podemos perder más tiempo”, sostiene la gerenta de desarrollo de la organización, Kathi Müller.