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Crisis hídrica: Índice de Feminización de la Pobreza Rural aumenta en un 11%

Un reciente estudio desarrollado por Fundación Newenko abordó la participación femenina en la administración de los recursos hídricos en Chile, evidenciando que, entre 2015 y 2020, las jefas de hogares rurales aumentaron un 24%, mientras que las jefaturas masculinas disminuyeron un 15%. Este incremento de jefaturas del hogar femeninas incidió en el Índice de Feminización de Pobreza (IFP) Rural, que mide cuánto afecta la pobreza a las mujeres en comparación a los hombres.

Fuente El Desconcierto

El último estudio desarrollado por Fundación Newenko presenta datos que permiten concluir que “el Estado no conversa entre sí” sobre el conflicto del agua en Chile, y que a pesar de que el liderazgo femenino ha sido clave para paliar los efectos de la crisis, las mujeres y niñas continúan siendo las más afectadas por la pobreza, sobre todo en sectores rurales.

La investigación, que abordó la participación femenina en la administración de los recursos hídricos en Chile, evidenció que, entre 2015 y 2020, las jefas de hogares rurales aumentaron un 24%, mientras que las jefaturas masculinas disminuyeron un 15%.

Este incremento de jefaturas del hogar femeninas incidió en el Índice de Feminización de Pobreza (IFP) Rural, que mide cuánto afecta la pobreza a las mujeres en comparación a los hombres. Los datos muestran que aumentó un 9% a nivel nacional y un 11% a escala rural. Esto, como consecuencia directa de la brecha de género presente en los cargos directivos de las Organizaciones de Usuarios de Aguas (OUA) y la forma en que las mujeres enfrentan la escasez hídrica.

En ese aspecto, los resultados del estudio registraron que el 85% de los cargos en OUAs se encuentran ocupados por hombres, mientras que el 12% están representados por mujeres, siendo el presidente, secretario y director los cargos que concentran la mayor brecha de género.

En contra partida a la gestión hídrica productiva, se encuentran las Asociaciones de Agua Potable Rural (APR), encargadas de la gestión y administración comunitaria de agua. En estas organizaciones, la participación  de mujeres es prácticamente paritaria, con un 43% de mujeres presidentas, secretarias y tesoreras. El problema está en que las APREstas organizaciones son actualmente las más afectadas con la crisis hídrica ya que deben proveer de agua en sectores prácticamente secos.

Previo al desarrollo del estudio, “no existía información cuantitativa sobre la dimensión del problema ni tampoco la percepción de las mujeres”, comentó Evelyn Vicioso Moyano, directora de Fundación Newenko.

El informe destaca dos tipos de administración hídrica: la privada, relacionada a factores productivos; y la comunitaria, asociada al consumo humano en determinados territorios, habitualmente liderados por mujeres en situaciones de crisis. Esto último, desde la perspectiva de Evelyn Vicioso, “debe comenzar a valorarse de una manera distinta para que tanto los recursos como la gestión de políticas públicas busquen potenciar ese capital social potente que existe en la actualidad”.

Otro de los datos que evidencian el éxito del liderazgo femenino en la gestión de los recursos hídricos, es el aumento del abastecimiento de las comunidades mediante camiones aljibe. Mientras que en hogares con hombres jefes de hogar disminuyó un 57%, en familias lideradas por mujeres aumentó un 91%, siendo La Araucanía (3.891), Coquimbo (3.341) y Maule (2.389) las regiones que registraron la mayor cantidad de hogares abastecidos de esta manera.

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David Quiñones Guerrero, Biólogo Ambiental y coordinador del área científica de Newenko, también partícipe del desarrollo del estudio, destacó la importancia del rol femenino en la solución de conflictos medioambientales. “La investigación evidencia que las mujeres son las que tienen una mayor preocupación por los territorios, y es eso lo que les ha permitido posicionar sus ideas para solucionar las variables ambientales”, concluyó.

El estudio incorpora la necesidad de avanzar hacia la consolidación de un modelo de gobernanza multinivel, que garantice la participación de las comunidades en la creación de un nuevo Código de Aguas, adaptado a las circunstancias actuales: cambio climático y escasez hídrica.