Por 132 votos a favor y una abstención, la Cámara de Diputados aprobó ayer en Sala el proyecto de ley que protege a las turberas, un tipo de humedal que almacena el 10 por ciento del agua dulce del planeta, y que cumple un rol relevante en el secuestro de carbono desde la atmósfera y, en consecuencia, en la mitigación del cambio climático.
El proyecto de ley ingresó a tramitación en agosto de 2018 vía moción de senadores y senadoras y fue aprobado en primer trámite constitucional. Luego fue sometido a discusión en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara Baja, que emitió un informe en julio de 2021. Tras la exitosa votación de ayer, el proyecto volverá a la Comisión de Medio Ambiente del Senado para ser objeto de nuevas indicaciones.
Presentes desde las regiones de los Ríos hasta Magallanes, las turberas son unos complejos ecosistemas que producen, continua y progresivamente, “turba”, una mezcla de restos vegetales en descomposición que justamente capturan gran cantidad de carbono. Por otra parte, la turbera incluye el famoso musgo Sphagnum o musgo pompón, que retiene ingentes volúmenes de agua en sus células.
En efecto, una de las novedades del proyecto de ley en curso es que garantiza la protección del musgo Sphagnum o pompón, el cual es sometido a una explotación intensiva e ilegal en diferentes lugares de la zona sur y austral del país, pero que resulta particularmente delicada en la Isla Grande de Chiloé, desde donde se exporta a otros países.
“El proyecto de ley deja claro de que la turba y el musgo Sphagnum es una sola unidad medioambiental. Eso es lo interesante: que ambos se protegen porque no es posible separarlos, ya que son un mismo ecosistema. Uno es el retenedor de CO2 y el otro es el retenedor de agua”, comenta el diputado Ricardo Celis, miembro de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, quien participó en el debate de los contenidos de la iniciativa de ley al interior de la instancia.
De hecho, en el artículo 3 del proyecto de ley quedó estipulado textualmente la prohibición total de la extracción de la turbera completa, incluyendo la turba y el musgo. “En turberas y en formaciones secundarias de Sphagnum se prohíbe su extracción, la que incluye sus materiales y productos. De la misma forma, se prohíbe el relleno, drenaje, secado, extracción de caudales, alteración de la barra terminal, el deterioro, el menoscabo, transformación o invasión de la flora, vegetación y la fauna dentro de ellas”, cita el reseñado artículo. También se prohíbe la “comercialización, exportación e importación de turba y de musgo Sphagnum o pompón”, agrega el texto.
Es más, otra de las implicancias del proyecto de ley que seguirá en tramitación es la modificación del Código de Minería, de modo tal de incluir a las turberas en las excepciones de concesión minera. De la misma manera, introduce nuevas obligaciones en la Ley de Bases Generales de Medio Ambiente sobre la autorización de proyectos que podría perjudicar a estos humedales.
“Los cambios referidos a mayor prohibición acerca de la extracción es un avance. Reconocer el carácter ecosistémico de las turberas, relacionados con el drenaje y el agua, es importante, toda vez que sus componentes se encuentran segmentados en la legislación chilena. La turba es reconocida como material de la minería, y la cubierta vegetal. Pero ahora cualquier actividad que afecte a las turberas entrará como estudio de impacto ambiental”, analiza Nicole Püschel, encargada de cambio climático y biodiversidad de WCS Chile, ong que ha sido invitada a participar como expositora en la Comisión de la Cámara Baja por su vasto conocimiento en el tema.