Silenciosamente, pero a gran ritmo vienen trabajando los —hasta ahora— 34 miembros de la llamada bancada eco constituyente, grupo que apuesta por consagrar los derechos medioambientales en la nueva Constitución de forma transversal y no sólo en base a establecer principios o dogmas, sino que estos sean, además, orgánicos y aplicables. Su objetivo es ambicioso: alcanzar grandes acuerdos para conseguir los 2/3 en las diferentes normas constitucionales que pronto comenzarán a propiciar. Y para ello, ya están comenzando a articularse con la mirada puesta en el debate que dará en Pleno de la Convención durante el mes de febrero.
Con la mira en ese horizonte, el pasado 4 y 5 de diciembre una parte importante de este grupo, junto a algunos asesores, tuvieron una jornada de reflexión y análisis sobre los pasos a seguir —una suerte de cónclave— en vías de lograr los acuerdos internos para presentar una mirada común de cara a la presentación de normas constitucionales.
En la cita, según comentaron algunos presentes, se buscó aunar criterios en torno a temas como el agua, los bienes comunes, los derechos de la naturaleza, la soberanía alimentaria. Prácticamente gran parte del temario establecido en la Comisión sobre Medio Ambiente, Derechos de la Naturaleza, Bienes Naturales Comunes y Modelo Económico se cruzan con esta visión ecologista y que no sólo se queda allí, pues en dicha instancia también se está tratando el tema del desarrollo y modelo económico, lo que releva —en gran medida— la importancia sobre cómo quedará instaurado la protección del medio ambiente junto al sistema productivo económico en la nueva Carta Magna.
En el grupo hay diversas miradas y sus miembros pertenecen a distintos movimientos y colectivos: desde pueblos originarios, el Frente Amplio, movimientos sociales, Pueblo Constituyente e Independientes No Neutrales, hasta el Colectivo del Apruebo. Por ello, el primer paso, comenta una fuente del movimiento, es aunar criterios dentro de esta gran diversidad de miradas, donde conviven activistas ambientales, liberales, socialdemócratas, para luego articular una estrategia que será prácticamente “uno por uno”, con cada representante de los colectivos.
Al no existir una dinámica de bancadas —como sí lo existe en el Congreso con representantes por sector— el trabajo de negociación se torna más complejo, y debe llevarse a cabo moviendo cada pieza de manera individual. Con todo, el movimiento ya ha ido logrando objetivos. El primero de ellos fue que la Convención se declarase en emergencia ecológica y climática, y el otro fue consagrar en distintos aspectos del reglamento diferentes principios medioambientales. En ese momento, el grupo actuó con una estrategia definida para alcanzar los votos necesarios, y es lo que esperan poder replicar ahora ya en los temas de fondo, comentan las mismas fuentes.