El Proyecto “Rositas” forma parte de un complejo mega hidroeléctrico que consiste en 7 represas que se pretende construir a lo largo del Río Grande que, además de generar energía eléctrica para uso interno y exportación, serviría para “Riego, agua potable, como controlador de riadas y desarrollo turístico”, entre otros objetivos, según afirma la empresa ENDE.
“Rositas” inundaría 44.900 hectáreas impactando 3 Territorios Indígenas Guaraní y 23 comunidades, las que se verían afectadas directamente por el embalse que abarcaría 5 municipios de la provincia Cordillera, Vallegrande y Luis Calvo en los departamentos de Santa Cruz y Chuquisaca en Bolivia.
En 2016 el gobierno de Evo Morales firmó un contrato para la construcción del Proyecto Hidroeléctrico Rositas por 1.000.- millones de dólares con la empresa de capitales mayoritarios chinos “Asociación Accidental Rositas”, por proceso de contratación directa, sin consulta previa, sin conocerse el “Estudio de Diseño Final” y que estaría financiado con un préstamo del Exim Bank de China.
Las Áreas Protegidas afectadas serían: Parque Nacional y ANMI Serranía del Iñao del departamento de Chuquisaca, Área Protegida Municipal Parabanó y el ANMI Río Grande – Valles Cruceños del departamento de Santa Cruz, este último de un valor ecológico incalculable para las provincias Vallegrande y Cordillera.
Mientras en algunos países se desmantelan las mega hidroeléctricas por los graves daños causado a los ecosistemas y los pueblos, en Bolivia, el gobierno del MAS con capitales chinos, pretende represar los ríos y cuencas más importantes del territorio boliviano, con proyectos económica y técnicamente insostenibles que dejarán endeudado al país, vulnerando además los derechos de los pueblos indígenas, campesinos y áreas protegidas.