Este miércoles, el Ministerio del Medio Ambiente publicó en el Diario Oficial su nueva propuesta de clasificación de especies en Chile, que fija la categoría de conservación -es decir, bajo que nivel de riesgo se encuentran- de 105 especies endémicas del país. Entre ellas, figura una como extinta, la araña Tetragnatha paschae, endémica de Isla de Pascua y descubierta en 1924 pero sin nuevos registros pese a expediciones de búsqueda realizadas en toda la isla hasta 2018. Otras 19 especies fueron clasificadas como “en peligro crítico”, entre ellas el escorpión de Philippi, el albatros de las galápagos y un animal emblemático: el huemul de Nevados de Chillán.
Hasta ahora catalogado como “en peligro”, la población de huemules que vive dentro de las 560 mil hectáreas que componen el Corredor Biológico Nevados de Chillán-Laguna del Laja (declarado Reserva de la Biósfera por UNESCO en 2011) está separada por más de 400 km del resto de la población más numerosa y estable de esta especie, ubicada en el Parque Nacional Nahuelhuapi de Argentina.
Es esa suerte de aislamiento la que tiene a la única población de huemules que queda en Chile central en una condición de vulnerabilidad que implica que están en serio riesgo de extinción, principalmente por el reducido tamaño y la alta fragmentación de su población, donde la existencia de grupos reproductivos muy distantes entre si limita severamente el aumento de su tamaño.
Hoy se estima que existen menos de 1.500 huemules entre Chile y Argentina -un 1% de su población histórica, que abarcaba desde el río Cachapoal (Rancagua) hasta Magallanes-, pero su presencia en la zona central es aún más crítica. Según los últimos estudios, se estima que la pequeña población remanente en los Nevados de Chillán, y que se desplaza entre los ríos Perquilauquén y Laja (Ñuble y Biobío, respectivamente), no supera los 84 huemules. Más aún, su área de ocupación se redujo de 544 km2 a 436 km2 entre 1997 y 2017, y de ella solo el 39% se encuentra bajo alguna figura de protección pública o privada. El resto son predios privados, lo que dificulta la conectividad de los distintos grupos de huemul en la zona.
“Según el Plan de recuperación, conservación y gestión del huemul en los Nevados de Chillán (Plan RECOGE), las actividades humanas asociadas a la construcción de infraestructura, de embalses, líneas de transmisión y la urbanización, que generan barreras al desplazamiento de los huemules e impiden la conectividad entre los distintos grupos, son la principal amenaza que enfrenta hoy el huemul en la cordillera de Ñuble y Biobío. Por las condiciones de bajo tamaño poblacional, aislamiento geográfico y fragmentación de su hábitat es que nosotros impulsamos que el huemul de Chile central quede bajo la categoría de en peligro crítico”, dice Carlos Garcés, administrador del Santuario de la Naturaleza Huemules de Niblinto de Codeff.
Esa clasificación, explica Garcés, muestra que la población existente en la zona centro de Chile tiene un riesgo de extinción mayor que la población de huemules de la zona austral del país, “entonces ayuda a poner una señal de alerta para que se realicen mayores esfuerzos para su recuperación y conservación, y que tiene que tener un tratamiento distinto”.
Amenazas: actividades humanas y cambio climático
El informe realizado por el Ministerio del Medio Ambiente con los antecedentes para la clasificación de esta especie, en base a la información levantada por el Plan RECOGE, revela que entre las principales amenazas para el huemul de la zona central están los incendios forestales, por los efectos directos e indirectos que pueden generar en su hábitat. “En los últimos diez años, 132 reportes de incendios forestales se han producido al interior de la Reserva de la Biósfera, afectando un total de 14.260 hectáreas”, señala el reporte.