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Regiones de Coquimbo, Valparaíso y O’Higgins están en “grave” riesgo de desertificación

No hay una estimación de cuándo estas tres regiones llegarían a la desertificación; de ocurrir, algunas comunas arriesgan pérdida de fertilidad y capacidad productiva del suelo.

Fuente Diario Financiero

La prolongada sequía y la disminución en las precipitaciones han empujado a algunas zonas de Chile hacia un estado de riesgo de desertificación. Así lo dio a conocer la Corporación Nacional Forestal (Conaf) hace un par de semanas, cuando informó que un 22% del territorio nacional se encuentra bajo amenaza leve, moderada o grave respecto de este fenómeno, además de degradación de tierras y sequía.

En detalle, a 2016 -fecha de la última actualización del ‘Programa de Acción Nacional contra la Desertificación’, realizado por Conaf-, las regiones de Arica y Parinacota, Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule, Ñuble y del Biobío concentraron las localidades en riesgo ‘grave’ de desertificación.

Esta consiste en ‘un gran proceso de degradación de la tierra, sobre todo en zonas áridas y semiáridas, donde se pierde la capacidad productiva.

Esto, porque hay pérdida de fertilidad, erosión y muchas veces salinización y, paulatinamente, se va teniendo menos vegetación’, explica Francisco Meza, profesor de la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica y fundador del Centro de Cambio Global UC.

De estas siete regiones (Ñuble y Biobío están analizadas de forma conjunta), Coquimbo, Valparaíso y de O’Higgins son las con mayor cantidad de hectáreas en peligro: la primera, con 14 comunas altamente vulnerables (3.495.300 hectáreas); la segunda, con 16 (1.269.723 hectáreas), y la tercera, con seis (871.139 hectáreas).

Luis Gianelli, gerente de Desarrollo y Fomento Forestal de Conaf, indica que para determinar que el 22% del territorio nacional está en riesgo de desertificación, ‘se calculan variables como longitud del período seco, cubierta forestal, carga animal, productividad primaria y variables de régimen bioclimático, entre otras’.

Explica que esta información se desprende de ‘datos históricos y su proyección en el tiempo debe ajustarse a un criterio de incertidumbre’. Por lo tanto, no hay una estimación de cuándo estas regiones llegarían a la desertificación. Tampoco se ha realizado ni tienen previsto en el corto plazo ‘una clasificación según orden de prioridad de las comunas afectadas por desertificación, degradación de las tierras y sequía’, afirma Gianelli.

Según el Ministerio de Agricultura, el porcentaje total de territorio amenazado se traduce en que el 37,9% de la población de Chile podría verse afectada por las consecuencias de la desertificación, con la pérdida de especies animales y vegetales, disminución de la producción agrícola e inseguridad alimentaria, entre otros.

Medidas

Uno de los principales responsables de la desertificación es el factor climático. Meza -quien también fue parte de la elaboración del informe ‘Cambio Climático y Tierra’ del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, su sigla en inglés)- señala que ‘en la medida en que disminuyen las precipitaciones y aumenta la demanda de agua por evaporación desde la atmósfera, los suelos van reaccionando, perdiendo humedad y se van haciendo menos productivos’.

Sin embargo, apunta también a la acción humana y su responsabilidad en la degradación de los suelos, a raíz de la deforestación, la sobre explotación de recursos y el desarrollo de prácticas como el pastoreo intensivo con cabras y ovejas, las cuales ‘van muy a la raíz de las plantas y degradan el territorio’, explica el académico.

Una forma de abordar el problema, comenta Meza, es incrementar la materia orgánica de los suelos -para que tengan capacidad de retención de agua-, forestar y mantener una buena cobertura vegetal, ‘es una buena manera de ir protegiendo los suelos para este proceso de desertificación’.

El ministro de Agricultura, Antonio Walker, asegura en tanto, que parte del plan de reactivación económica del Gobierno, y que le compete a Agricultura, ‘estará enfocado en mejorar nuestros sistemas de riego, reforestación y mejorar las condiciones de nuestros parques nacionales y la prevención de incendios forestales’.