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La ausencia de innovación en las políticas públicas para enfrentar la sequía

Opinión   vía El Mostrador

En julio nos ilusionamos con las fuertes lluvias, tan escasas en los últimos años. Sin embargo, como sabemos, no fueron suficientes para solucionar la grave situación que enfrenta el país, principalmente entre Coquimbo y La Araucanía. Según el último informe de la DGA, el déficit de agua caída en estas regiones va desde -54% en Vallenar hasta -27% en Temuco, incluyendo la Región Metropolitana con un déficit de -47%.

La realidad es que las comunas carentes de agua potable son también las que presentan mayor inequidad social en Chile. Los principales embalses de agua para consumo humano presentan niveles muy por debajo del histórico, con casos como Peñuelas que no alcanza el 1% de su capacidad.

Según la Unidad de Emergencia del Ministerio del Interior, más de 170.000 personas en Chile están siendo abastecidas de agua cada trimestre a través de camiones aljibe y el gasto del Estado en este tipo de solución superó los $20 mil millones durante 2019.

En un momento en el que como país estamos replanteando las bases del crecimiento y la forma en que queremos seguir avanzando, es urgente que las políticas públicas incorporen la innovación como camino para solucionar la grave crisis hídrica que nos afecta. Es imperativo explorar e implementar nuevas soluciones innovadoras que permitan asegurar agua en las comunas con alta estrechez hídrica.

Llevar agua potable en camiones aljibe a las comunas carentes tiene un alto costo económico y logístico, además de ser una alternativa poco sustentable y, en algunos casos, riesgosa en términos sanitarios. En el mundo, y también en Chile, hay casos exitosos de solución al problema que utilizan tecnología, tienen costos abordables y dan solución permanente, además de segura. Es el caso de la generación de agua a través del aire, con máquinas que están operando en nuestro país con buenos resultados, así como también de la desalación de agua de mar con energía solar en comunidades costeras o la potabilización desde otro tipo de fuentes.

Una buena alternativa es convocar a innovadores de todo el mundo para traer soluciones que ya existen, son exitosas y están probadas. Justamente el recién pasado 20 de agosto se dieron a conocer los 10 proyectos finalistas del Softys Water Challenge, una iniciativa de la cual Fundación Amulén es parte y que buscó convocar a emprendedores de todo el mundo para implementar soluciones que mejoren el acceso al agua en comunidades vulnerables. Una iniciativa como ésta atrajo a más de 500 postulaciones de los cinco continentes. ¿Qué pasaría si las políticas públicas consideraran hacer este tipo de iniciativas y destinaran fondos para la proliferación de soluciones innovadoras en nuestro país? De seguro veríamos resultados concretos y soluciones sustentables que le cambien la vida a las familias que hoy no tienen acceso a este recurso.

El Estado debe avanzar en innovación. Debemos ser capaces como país de incorporar experiencias exitosas que den soluciones definitivas a las comunas que no pueden seguir esperando. Pobreza y carencia de agua tienen una correlación perfecta. No podemos seguir haciendo más de lo mismo.