La verdad es que los compromisos contraídos para reducir las emisiones de gases efecto invernadero en el marco del Acuerdo de París, con o sin la presencia de EE.UU., no son suficientes para mitigar la crisis climática.
Fuente Vanguardia
Estados Unidos, hace un tiempo, anunció su decisión de retirarse del Acuerdo de París que combate el cambio climático y, siguiendo el procedimiento aceptado para ello, la semana pasada inició el proceso formal para volverlo realidad, presentando a la ONU su notificación formal de retiro. Ello se llevará a cabo un año después de la entrega de dicha notificación. Una vez completado el proceso de retiro, tal país se unirá a Nicaragua y Siria, los únicos Estados no firmantes de los compromisos adoptados en el marco del Acuerdo de París.
¿Qué argumentos dio el país norteamericano para ello? La gravosa carga económica impuesta a los trabajadores, las empresas y los contribuyentes estadounidenses para poder cumplir las promesas contraídas en dicho Acuerdo.
Siendo ya una realidad el retiro de EE.UU., ¿qué espera al Acuerdo de París para que hacia adelante siga siendo la bandera para frenar el cambio climático si algo más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero, proceden de cuatro países: China, Estados Unidos, India y Rusia?
Un serio y documentado informe publicado la semana anterior, entregado debidamente a la ONU, señala que de las 184 promesas hechas por los países suscriptores del Acuerdo de París, solo 36 de ellas son suficientemente ambiciosas y la mayoría fueron hechas por los países europeos, que son los que han luchado más beligerantemente contra la crisis climática. El 75% de tales promesas son insuficientes, incluidas las de los países que son los principales emisores de carbono; otras, solo son parcialmente suficientes. Así, las promesas son menos de las que se necesitan y llegan demasiado tarde.
La verdad es que los compromisos contraídos para reducir las emisiones de gases efecto invernadero en el marco del Acuerdo de París, con o sin la presencia de EE.UU., no son suficientes para mitigar la crisis climática.
Otro problema que inquieta es la falta de actualización de los compromisos suscritos pues muchos de ellos ya no son acordes con el momento que vivimos, lo que significa que en la cumbre climática que se va a celebrar en diciembre en Madrid, hay numerosas tareas para llevar a cabo y se convierte en un imperativo categórico el que los países firmantes deben contraer mayor número de compromisos y cumplirlos.