Cristian Alarcón, que será observador por una universidad sueca, además cree importante señalar que a estas alturas el futuro de la COP parece estar estrechamente ligado al futuro de la reunión de la APEC en Chile, toda vez que esta representa en buena medida el proyecto económico rechazado por una gran parte de la población que se manifiesta contra el Gobierno y el modelo económico en el país.
Fuente El Mostrador
Un científico chileno, que participará como observador en la cumbre ambiental COP25, a desarrollarse en diciembre en Santiago, alertó que la crisis social podría afectar la realización del evento.
«La actual crisis en Chile afecta directamente a la COP, al punto de poner en serias dudas la factibilidad de su realización en Santiago», señaló Cristian Alarcón, profesor de la Academia de Humanismo Cristiano.
Alarcón además cree importante señalar que a estas alturas el futuro de la COP parece estar estrechamente ligado al futuro de la reunión de la APEC en Chile, toda vez que esta representa en buena medida el proyecto económico rechazado por una gran parte de la población que se manifiesta contra el Gobierno y el modelo económico en el país.
«Por eso, y como es muy probable que la confirmación de la APEC, y la eventual visita de Trump al país para ese evento, sean objeto de nuevas protestas y movilizaciones masivas, y tomando en cuenta el actuar del Gobierno en los últimos días, creo que la realización de la APEC genera una incertidumbre adicional respecto a si existirán las garantías mínimas para la realización de la COP25 en diciembre».
Alarcón tiene previsto participar en la cumbre en calidad de observador científico acreditado como parte de la delegación de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas en Uppsala.
El especialista es profesor titular de la Escuela de Derecho de la Academia, Magíster en Geografía, en Axiología y Filosofía Política y Doctor en Comunicación Medioambiental de la Universidad de Ciencias Agrícolas de Suecia.
Alarcón recuerda que la Oficina de Cambio Climático de las Naciones Unidas habría recibido las garantías de que el Gobierno de Chile ha tomado las medidas para restablecer el orden en Santiago y en otras partes del país, por lo que confirmó la cita el pasado 25 de octubre.
«Sin embargo, a la fecha la movilización y las protestas continúan y todo indica que el Gobierno solo intenta minimizar la magnitud del movimiento y las demandas que motivan las protestas. De hecho, un problema político muy importante en el contexto de la COP es la posibilidad de que la Convención sea usada ahora por el Gobierno en su estrategia comunicacional respecto a las protestas contra el modelo en Chile», advierte.
Para el académico, resulta evidente que para que la COP sea factible se debe asegurar en primer lugar el respeto a los Derechos Humanos en el país, además del pronto cese de la represión en el país.
Además pide garantizar el derecho a manifestarse libremente durante los días de la COP.
«En este sentido, me parece importante recalcar que es muy importante que las organizaciones no gubernamentales por la acción climática tengan las garantías suficiente para participar en la COP o para manifestarse durante la COP, lo que en el contexto actual no se encuentra asegurado», apunta.
Para el experto además es clave resaltar que, si bien el gobierno tiene un rol importante en la COP, esta es finalmente una Convención de las Naciones Unidas.
Por lo anterior, le parece que la ONU debería desde ya asumir un rol mucho más protagónico, claro y transparente respecto a las conversaciones con el Gobierno respecto a la COP.
«En este sentido, y dada la magnitud de la crisis actual y las consecuencias de esta sobre la factibilidad de la COP en diciembre, me parece que la Oficina de Cambio Climático de las Naciones Unidas debería asumir un rol mucho más claro respecto a las exigencias mínimas para hacer nuevamente viable la COP en Chile, y proponer una estrategia básica para el adecuado funcionamiento de la COP y la movilización de la sociedad civil en ese contexto», subraya.
Alarcón además alertó sobre la influencia de la crisis social en la cumbre ambiental.
«Creo que las demandas que mueven las protestas y las movilizaciones en Chile apuntan a cuestiones básicas de justicia y eso puede tener gran incidencia en la movilización por justicia climática durante la COP», afirmó.
Por otro lado, cree que la deslegitimación del modelo neoliberal en Chile y el rol de los mercados en este modelo, puede potencialmente impactar en las negociaciones durante la COP y generar una mirada más crítica respecto a las soluciones de mercado a la crisis climática.
«De realizarse finalmente la COP en Chile, y en el evento que se aseguren los mínimos derechos a la participación ciudadana en la COP, es de esperar que exista una amplia movilización presionando por medidas adecuadas para enfrentar la crisis climática y avanzar en la justicia climática», señala.
Sin embargo, advierte que también existe el riesgo que, de realizarse en el contexto actual, la COP 25 se podría transformar en una instancia sin las condiciones adecuadas para la discusión sobre los temas más urgentes a tratar en relación con el Acuerdo de París.
Alarcón destacó asimismo la relevancia del tema ambiental en los sucesos de octubre, y estima que es de hecho un aspecto fundamental en la crisis actual.
«Si uno observa con atención las demandas que se han expresado en estos días, no es difícil constatar que una gran cantidad de demandas tienen que ver con problemas y conflictos socioambientales y se originan en las luchas locales por justicia ambiental», comenta.
En este sentido, cree que las movilizaciones y protestas actuales son parte de las largas luchas que se han dado en torno a los diferentes conflictos socioambientales por la defensa de territorios, el acceso y control de recursos, y contra la contaminación en el país.
Un ejemplo son las protestas en Quintero, lugar donde la protesta y movilización actual es obviamente entendida como parte de la larga lucha local contra la contaminación y devastación de los ecosistemas en la zona.
«En este sentido, me parece muy importante destacar que el papel de los conflictos ambientales en la articulación de este gran movimiento popular impone también un gran desafío para el futuro, toda vez que las transformaciones sociales que se exigen hoy se deben pensar necesariamente a la par con las dimensiones y relaciones socioecológicas en la base de todo proyecto económico alternativo en el país», afirma.
«De hecho, en las distintas instancias de discusión de alternativas que se han generado en estos días, la conflictividad socioecológica del capitalismo neoliberal en el país se presenta constantemente como un problema central a enfrentar. En este sentido, y como he argumentado en otra parte, me parece muy relevante para la discusión actual entender el sistema neoliberal capitalista en Chile como un proyecto social-ecológico de clase y entender adecuadamente la centralidad que ha tenido la conflictividad social-ecológica en el desarrollo capitalista en Chile», reflexiona.
Alarcón destaca la realización de la COP25 en un momento en que existe un creciente movimiento global presionando por la adopción urgente de medidas adecuadas para enfrentar el cambio climático, con eventos extremos que han recibido gran atención de la prensa este año, como los incendios en la Amazonia y en el Ártico, junto a los recientes informes científicos publicados que dan cuenta de la gravedad de la situación.
«Lo anterior apunta claramente a lo que se conoce como puntos de inflexión en el sistema climático. Ese tipo de advertencias ha generado una reacción global que se ha traducido en llamados a declarar una situación emergencia climática», dice.
Asimismo, la COP 25 coincide también con un contexto político global en el que presidentes de países claves en la ecología política global del cambio climático, a saber, Donald Trump de Estados Unidos y Jair Bolsonaro de Brasil, niegan el cambio climático.
«Creo que lo anterior, y las dudas sobre las metas en términos de reducciones de emisiones contenidas en el Acuerdo de París, hacen de la COP25 en Chile una Conferencia especialmente importante», dice, aunque también es pesimista.
«Me parece importante señalar que personalmente considero poco probable que la COP25 logre avances significativos en la perspectiva de compatibilizar, por una parte, los objetivos globales de reducciones de emisiones y lo que indica la ciencia del cambio climático que se debería hacer, y compatibilizar, por otra parte, la adopción global del principio precautorio que debería guiar las negociaciones en torno al cambio climático y las responsabilidades comunes pero diferenciadas en la política global del cambio climático», plantea.
«No obstante lo anterior, la COP25 sigue siendo un espacio político fundamental para, por lo menos, mantener las posibilidades de llegar a acuerdos futuros para enfrentar el cambio climático en línea con la ciencia del cambio climático. Por eso la posible cancelación de la COP25 agregaría un problema mayor a una situación que ya es extremadamente problemática en términos de negociaciones».
En su caso, la labor de los observadores científicos en la COP se orienta a participar en las reuniones que se realizan al interior de la COP y al mismo tiempo interactuar con otros(as) delegados(as) en las discusiones que se dan en ese contexto y participar en eventos científicos que se organizan en el marco de la COP.
«En mi caso, trabajo en las ciencias sociales y enfocaré mi labor en la COP25 hacia la observación de la forma en que los temas relacionados con el Uso de la Tierra y Cambio de Uso de la Tierra y Silvicultura (UTCUTS) (en particular cuestiones relacionadas con la silvicultura, bosques, sectores forestales y la agricultura) se tratarán en las negociaciones y en el marco del Acuerdo de París.
Una cuestión que le parece fundamental observar –»y que es muy relevante para Chile»– son las discusiones políticas sobre el rol de los bosques nativos y de las plantaciones forestales en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, en inglés) y el impacto que tiene en esas discusiones el conocimiento científico sobre el uso de la forestación y reforestación en la política del cambio climático.
«Además, espero participar en otras actividades que, junto a otras organizaciones e investigadoras, he propuesto para el Espacio Ciencia Chile Zona Verde en la COP. Estos eventos tienen que ver con proyectos de investigación en torno al cambio climático, Agenda 2030 y las problemáticas de la Evaluación y Monitoreo Ambiental en relación con el nexo agua-suelo-energía», concluye.