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Proyectos de centrales minihidro suman US$2.500 millones y 721 MW de capacidad

Ayer fueron aprobadas ambientalmente dos iniciativas de este tipo en la Región de La Araucanía. Se trata de Añihuerraqui (9 MW) y de central Cóndor (5,4 MW). Actualmente hay diez en construcción.

El avance ha sido silencioso, pero los planes son ambiciosos. El Gobierno se ha impuesto como meta incorporar 100 nuevas centrales minihidro -de hasta 20 MW- a 2018, y hasta ahora el progreso ha sido importante.

A junio de 2015 había 73 iniciativas de este tipo operando, las que suman una capacidad de 320 MW. A esto se agrega un catastro de 130 proyectos que aportarán 721 MW y consideran una inversión por US$ 2.500 millones. Se ubican entre la Región Metropolitana y Aysén, y a la fecha nueve han entrado en operación y 10 figuran en construcción, según datos del Ministerio de Energía.

Rafael Loyola, director ejecutivo de Apemec -gremio creado en 2008 y que agrupa a las hidráulicas pequeñas y medianas-, comenta que otros 52 proyectos cuentan con aprobación ambiental. Lo anterior, considerando las dos iniciativas que obtuvieron ayer su Resolución de Calificación Ambiental (RCA). Se trata de central Cóndor (5,4 MW), propiedad de Schwager Energy, que considera una inversión por US$ 17 millones, y Añihuerraqui (nueve MW), de GTD Negocios. Esta última involucra una inversión por US$ 22 millones. La novedad es que ambas se ubican en la Región de La Araucanía. “Este debe ser el rubro que más inversión pretende hacer en esa zona”, dice Loyola. Añihuerraqui además planea desarrollar una medida inédita en torno a la asociatividad: compartir sus ingresos con las comunidades aledañas. De los 130 proyectos, solo quedan 14 en tramitación ambiental y 45 en etapa de prefactibilidad.

Loyola explica que la principal barrera que enfrentan las iniciativas para su aprobación ambiental tiene que ver con los permisos y los tiempos que demoran en obtenerlos -solo por un permiso de obras mayores, un proyecto puede estar parado cuatro años, comenta-, y luego con la conexión a la red. De hecho, este último es uno de los principales motivos que impiden la realización de algunas centrales. Para que una minihidro sea viable, el costo en transmisión no podría pasar del 15% del total de la inversión, señala. “Son centrales que, dado que tienen pocos megawatts, enfrentan ciertos problemas de economía de escala para llegar a un punto de inyección”, sostiene. Pero destaca que el gobierno está haciendo esfuerzos en este sentido. El proyecto de ley de transmisión eléctrica evalúa crear polos de desarrollo; esto es, lugares donde varias minihidro se agrupen para juntar fuerzas para llegar al sistema eléctrico.

Rafael Loyola explica que las minihidro tienen muchas ventajas, por su armonía con el medio ambiente, por constituir una energía desconcentrada, y por el efecto promotor sobre los lugares donde se instalan, pues ocupan a empresas y mano de obra de las distintas zonas.

Estigma del agua

“La hidroelectricidad hoy está estigmatizada en Chile, y ese es un tema que hay que abordar. Hay que hacer la separación entre ambos tipos de hidroeléctricas, lo que hoy no está bien puntualizado. Invertir hoy en hidráulicas más grandes no es imposible, pero sí muy difícil”, sugiere Loyola.

Añade que, como gremio, piensan que se debe impulsar la hidroelectricidad como un todo, aunque les parece correcto dar por ahora un fuerte impulso a las minihidro, porque Chile cuenta con pocas de estas centrales. Alemania, por ejemplo, tiene 300 minihidro entre 1 y 10 MW, y 7.600 microcentrales menores a 0,1 MW. Austria, por su parte, cuenta con 2.800 proyectos de este tipo menores a 10 MW.