Al igual que Codelco con Salvador, Antofagasta Minerals debe decidir qué hará frente al agotamiento del mineral de su mina más pequeña, más antigua y de mayor costo: Michilla.
05. 05. 14. Pulso – Cada vez que el precio del cobre comienza a bajar, las miradas se dirigen a las minas de mayor costo como Salvador, de Codelco, o Michilla, de Antofagasta Minerals.
En el caso de Salvador, la minera estatal está impulsando un plan por US$3.000 millones que ampliará su vida útil, aunque antes de darle el vamos deberá asegurarse de que el proyecto que se desarrolle se enmarque dentro de los parámetros de rentabilidad de la compañía.
Pero en el caso de Michilla, ligada al grupo Luksic, su futuro es distinto, pues se está trabajando en el plan de cierre.
En primer lugar, la mina -que produce cerca de 40.000 toneladas y que inició sus operaciones en 1959- vive en 2014 su último año a full capacidad. Según los últimos reportes oficiales de la compañía, se trata de un yacimiento que está “a punto de extinguirse”, pues ya no queda más mineral explotable económicamente en el rajo. El año programado para finalizar las operaciones es 2015.
Fuentes cercanas a la compañía señalan que 2014 es un año para recoger “lo que queda” de la mina, lo que permitirá operar a un costo competitivo. Es decir, levemente por debajo del precio del cobre, en torno a US$2,4 a US$2,8 por libra. Es una cifra que todavía está por debajo del precio actual del cobre, pero con un margen muy ajustado.
De acuerdo con el balance oficial de operaciones de Antofagasta Minerals, para el primer trimestre de 2014, el costo de producción de Michilla llegó en ese período a US$2,49 por libra, cifra que representa una caída de US$0,4 versus igual período del año pasado. Diez centavos del descenso se explican sólo por la mayor debilidad del peso frente al dólar.
A modo de comparación, El Tesoro produjo durante el primer trimestre a un costo de US$1,68; Esperanza a US$2,2 y Los Pelambres a US$1,64. El viernes, el precio del cobre cerró en US$3,03 por libra, lo que es una señal de lo ajustado del escenario actual que vive esta operación.
El costo de caja promedio de Michilla en 2013 fue de US$3,22, cifra que hoy significaría una pérdida operativa para la empresa.
Además, del Ebitda conseguido por la compañía durante 2013, que llegó a US$2.702 millones, apenas el 0,6% provino de este yacimiento ubicado en la zona costera de la Región de Antofagasta. No obstante, Michilla generó una pérdida operativa para la compañía durante 2013.
“Michilla tuvo una pérdida operativa de US$43,1 millones en 2013, comparado con una ganancia de US$29,3 millones en 2012. La pérdida operativa se debió a actividades de remoción significativas durante el año que fueron reconocidas como costos operativos debido a la baja expectativa de la vida útil de la mina y a depreciación acelerada. Se espera que la operación vuelva a generar utilidades durante 2014”, señala la firma en su última Memoria Anual.
Proyecto de futuro
No obstante el complejo panorama que enfrenta esta operación, la empresa está analizando una propuesta -que aún no es vista por el directorio- para ampliar en algunos años la vida útil de Michilla.
Se trata de una idea que permitirá explotar material en los alrededores del yacimiento, utilizando las instalaciones de Michilla tanto a nivel de plantas como portuarias.
Antofagasta Minerals ha adquirido participaciones minoritarias en la operación, precisamente para flexibilizar el proceso de cierre y, eventualmente, evaluar opciones de continuidad.
“El grupo ha adquirido intereses minoritarios en Michilla desde el final del año 2013, alcanzando actualmente el 94,9% de la propiedad. Esto, para permitir una mayor flexibilidad en la forma en que se maneja el cierre de la mina y la utilización de sus activos, en particular los relativos a su estratégica costera ubicación, lo que puede permitir la mejor captura de potenciales sinergías con otras operaciones del grupo”, planteó la compañía.
Según una alta fuente de la empresa, este tema está en análisis, por lo que podría haber novedades en los próximos meses.
Respecto a la opción de paralizar o reducir el ritmo de explotación, como se hizo en 2008 por la fuerte baja que experimentó el precio del cobre, la fuente plantea que esto no está en discusión porque este año se aprovechará de explotar el mineral que fue extraído el año pasado, lo que permitirá operar con un bajo costo.