27. 05. 14. Diario Mirador Argentina – En Chile el derretimiento de los glaciares, la sequía, la deforestación, la disminución del bosque nativo y la biodiversidad en flora y fauna serían sólo algunos de sus problemas ambientales. Un sistema productivo basado en la explotación de las materias primas tiene grave consecuencias a nivel social y ambiental, sostiene Juan Pablo Orrego, Presidente de ONG Ecosistemas y Coordinador Internacional de la Campaña Patagonia Sin Represas.
“Chile es hoy día un escaparate de casi todos los problemas ambientales que puede sufrir la humanidad, salvo quizás los relacionados a los reactores nucleares. Esto tiene que ver con el modelo de desarrollo que tenemos desde la Dictadura. Chile está atrapado en una fase productiva primaria muy intensiva en el uso de energía y de agua, muy contaminante y que no genera desarrollo humano”, señaló Orrego consultado por El Mirador.
No por casualidad es una de las prioridades del nuevo gobierno de Michelle Bachelet, quien se propuso abarcar el tema como uno de los nudos fundamentales en sus 50 compromisos en los primeros 100 días de gobierno. Durante el tradicional discurso de la Cuenta Pública Anual, Bachelet pretende lograr una “economía capaz de hacernos más resistentes a los vaivenes en los precios de nuestros recursos naturales en los mercados internacionales. Sólo de esta forma la economía será un verdadero motor de bienestar e inclusión social”.
En su libro “La Entropía del Capitalismo”, Orrego explica que el complejo estado ambiental presente en Chile hoy día es el resultado del modelo de economía que se instaló en la década de los 80, que basa su generación de riqueza casi exclusivamente en la explotación minera, pesquera y forestal, gestión que es hecha en su mayoría por grandes corporaciones privadas y, en varios casos, extranjeras.
Según Orrego, dicho sistema de economía agota los recursos naturales del país, los contamina y genera un daño irreparable en los ecosistemas y en las comunidades. Uno de los casos más representativos de esta situación, sería el que se da en el norte de Chile, donde por razones geográficas y climáticas el agua es escasa, sin embargo la situación se agrava considerablemente por el excesivo consumo y contaminación del recurso que realiza la mega minería, junto con necesitar grandes cantidades de energía eléctrica para funcionar.
Este agotamiento y contaminación generaría un “ecocidio” que se hace evidente en las principales regiones de explotación de recursos naturales, las zonas mineras de Tarapacá, Antofagasta y Atacama, y las regiones forestales de La Araucanía, Biobío y El Maule. Situación que coincidiría con el “sociocidio” que vive la población de esos lugares, marcada por altos índices de pobreza, desempleo y alcoholismo, entre otros. “No puede existir armonía social habitando ecosistemas degradados y no puede haber armonía ecológica en torno a sociedades degradadas”, menciona en su libro.
La Agenda de Energía apunta a lograr un desarrollo energético sustentable, confiable, inclusivo y a precios razonables. Entre sus metas estarían: la reducción de los costos marginales de electricidad en un 30% en el Sistema Interconectado Central (SIC); disminución en un 25% los precios de las licitaciones de suministro eléctrico para hogares, comercios y pequeñas empresas, desarrollo de proyectos hidroeléctricos y termoeléctricos; la eliminación de barreras existentes para Energías Renovables No Convencionales (comprometiendo que un 45% de la capacidad de generación eléctrica entre 2014 y 2025 provenga de éstas); fomento del uso eficiente de la energía (meta de ahorro del 20% al año 2025) y diseño de un sistema de estabilización de precios a los combustibles.
Por su parte, La Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento propone una estrategia de diversificación de la matriz productiva del país, la incorporación de nuevos sectores económicos en la canasta exportadora, fomento a las áreas estratégicas y la creación de infraestructura pública de calidad.
Respecto a los anuncios, Juan Pablo Orrego señala que “Bachelet pareciera estar haciendo un esfuerzo con su equipo de modificar cosas, algunas bastante de fondo (…) y a pesar de que la Agenda Energética no es tan radical como muchos de nosotros quisiéramos, se está insinuando que pretenden hacer cosas importantes (…) cosas que no se hicieron en los gobiernos de la Concertación ni tampoco durante el gobierno de Piñera, pero tenemos que ver en la práctica”.
Campaña en contra de Hidroaysén
Desde hace varios años en Chile, se han generado movimientos de protesta en contra de grandes proyectos energéticos, que afectarían grandes zonas naturales, movilizando a la sociedad civil en pro de la protección y conservación del medio ambiente. Uno de los más emblemáticos es la polémica generada en torno al proyecto Hidroaysén, que pretende la construcción y operación de 5 centrales hidroeléctricas, en los ríos Baker y Pascua, en la Patagonia chilena.
Dicho proyecto hoy se encuentra en procesos de revisión y, a pesar de haber obtenido su aprobación ambiental anteriormente, ha sido frenado gracias a acciones de concientización y protesta como Patagonia Sin Represas, campaña que se ampara en la destrucción que generarán las obras de un mega proyecto en cuencas de valor ambiental incalculable, afectando a la flora y fauna del sector y comprometiendo una de las reservas de agua dulce más importantes del mundo.
Para Juan Pablo Orrego, este tipo de iniciativas son un reflejo de una mayor conciencia de la sociedad chilena en torno a estas temáticas y a un fracaso del modelo económico. “El país se ha llenado de focos de conflicto, con una mirada mucho más sistémica, viendo los casos aislados como síntoma de una enfermedad que es el modelo. Es un problema estructural que permite que las corporaciones actúen con impunidad y desconsideración hacia el medio ambiente y las comunidades”, “hay un Chile que está tratando de emerger, pero eso hay que alimentarlo y le corresponde a todos hacerlo”, agrega.
Juan Pablo Orrego es Magíster en Estudios del Medio Ambiente, mención ecología y antropología, y presidente de Ecosistemas, ONG orientada a la defensa ambiental, preocupada por temas críticos relacionados con el agua, la protección de los ríos e impactos ambientales y sociales de mega proyectos industriales e hidroeléctricos. Ha sido galardonado con el Premio Ambiental Goldman (1997) y el Right Livelihood Award (1998).
– See more at: http://diarioelmirador.com.ar/13399/chile-es-un-escaparate-de-casi-todos-los-problemas-ambientales.html#sthash.ML8pTHG9.dpuf