03. 04. 14. Revista Electricidad – La consolidación que está registrando la industria chilena, producto de los cambios de propiedad, ha modificado el escenario empresarial y repercutido en la representatividad de las asociaciones.
Desde la debacle causada por el virus ISA, compras, fusiones y quiebras –ver infografía en esta misma edición– han marcado la agenda informativa de la industria del salmón de Chile, provocando que cada vez sean menos las productoras.
Solo en concesiones, cinco compañías acumulan hoy el 50% de las 1.200 licencias otorgadas. El resto se divide entre 20 empresas. Para revés de las pequeñas y medianas empresas, el alejamiento de Trusal y Granja Marina Tornagaleones (GMT) redujeron el peso de la Asociación de Productores de Salmón Coho y Trucha A.G. (Acotruch) a una décima parte en términos de retornos por exportaciones al comparar el año 2012 con 2013; mientras que en el mismo periodo la Asociación de la Industria del Salmón de Chile A.G. (SalmonChile) subió de un 50% a un 80%. Por su parte, la Asociación de Productores de Salmón y Trucha de Magallanes A.G. (Apstm) se vio beneficiada por la llegada de Cermaq, con lo que triplicó su representatividad por el mismo concepto.
Entre los cambios más recordados en SalmonChile están las renuncias en 2010 de Empresas AquaChile y Granja Marina Tornagaleones las que, luego de tres años de distanciamiento, regresaron argumentando la necesidad de unificar los intereses del sector bajo un mismo paraguas. Así también ocurrió con Trusal, que tras la fusión con Pacific Star –crearon el holding Salmones Austral– nuevamente pasó a ser parte del gremio. Los que aún se mantienen alejados de todo tipo de organización son Invermar y Salmones Antártica.
“La industria tiene un desafío común que es lograr una regulación eficiente por parte del Estado y solo lo podemos hacer si tenemos posturas unidas frente a la autoridad”, comentaba el presidente de Empresas AquaChile, Víctor Hugo Puchi, en agosto de 2013, luego de anunciar el retorno de la compañía. Más tarde diría que “no importa que se pierdan concesiones o se castiguen capacidades de producción cuando los límites biológicos así lo aconsejen. Lo importante es tener una industria segura sanitariamente”.
En contraparte, algunos interpretan estos postulados como una fórmula que solo beneficia a los grandes actores, porque mejora el valor de quienes sí tienen esos activos. “Luego de la crisis del ISA, la gran parte de la normativa acuícola fue creada pensando en el salmón Atlántico, especie que concentra los mayores volúmenes de producción y retornos. Esto, de alguna manera, había excluido a las otras especies salmonídeas que se producen en el país –salmón coho y trucha arcoíris–, las que tienen claras diferencias biológicas y productivas respecto de la primera que, a nuestro juicio, son necesarias diferenciar en las regulaciones”, puntualiza el presidente de la Acotruch, Julio Traub, subrayando que es “importante mencionar que de no haber sido por los cultivos de estos dos salmónidos, los impactos de la crisis provocada por el ISA habrían sido considerablemente mayores”.
Por su parte, el gerente general de los salmonicultores magallánicos, Manuel González, sostiene que en ocasiones no se han tomado en cuenta sus demandas. “En lo particular, siempre se ha puesto por delante la problemática de las otras regiones salmonicultoras, sin considerar las tremendas diferencias productivas, sanitarias, ambientales, logísticas, administrativas, entre otros, que la Región de Magallanes tiene en comparación con Los Lagos y Aysén”.
Los efectos de la concentración
La tendencia hacia la integración horizontal, donde una buena parte de las firmas grandes ha optado por una estrategia de crecimiento a través de adquisiciones y fusiones, es tanto aplaudida como cuestionada.
El nuevo timonel de SalmonChile, Felipe Sandoval, comenta que la salmonicultura, al igual que otros rubros, está en constante movimiento. “Las empresas cambian de propiedad porque buscan ser más eficientes y competitivas a la luz de los cambios en el entorno y de las perspectivas futuras, como son las proyecciones del consumo, las exigencias de los mercados, las nuevas regulaciones y las demandas sociales, entre otras”, puntualiza el ejecutivo que dejó la gerencia de Asuntos Corporativos de Empresas AquaChile para asumir en febrero la presidencia del mayor gremio salmonicultor.
En contraparte, los productores de menor tamaño argumentan que dicha política está por encima del crecimiento y aprendizaje interno. Sostienen que algunas de las compras son una forma de aumentar las ventajas competitivas de los grupos, ya que al transferirse conocimientos y tecnologías entre compañías, se incurren en menores gastos que los que implicaría desarrollarlas por separado.
“Lo ideal es que no se sigan reduciendo las empresas, y si ocurre, que sea de acuerdo con las capacidades y necesidades del mercado. No queremos que esta industria disminuya y se concentre solo en tres o cuatro firmas, como ha pasado en otros sectores, donde las consecuencias el país las conoce muy bien”, argumenta el presidente de la Acotruch, Julio Traub.
El gerente general de la Apstm, Manuel González, responde que los cambios de propiedad y consolidación son típicos de una industria que está en su fase de “maduración”.
“En todo rubro pasa lo mismo, finalmente no quedan más de unas cuantas empresas. Ha pasado en la industria farmacéutica, naviera y aérea, entre otras, por lo que no nos asombra. Y finalmente, estimamos que de esa forma es más fácil ponerse de acuerdo entre menos actores y además se puede hacer una más eficiente y mejor distribución de la operación de los barrios”, subraya el ejecutivo de los magallánicos.
Acción unificada
La consolidación ha terminado por sostenerse en el tiempo por la necesidad que tienen las salmonicultoras de estar en alerta frente a cualquier evento indeseado y, además, porque la nueva normativa pone énfasis en la coordinación de operaciones de los distintos centros de cultivo y, en consecuencia, a una mirada público-privada de los problemas.
“Por esto hoy hay más diálogo, más transparencia en la información y obliga a una mejor planificación”, afirma el saliente subsecretario de Pesca y Acuicultura, Pablo Galilea, para quien siempre será más fácil dialogar con una sola asociación. “Eso sí, cuando los intereses son dispares y necesariamente hay más de un organismo, debemos ser capaces de identificar a todos nuestros interlocutores y escucharlos a todos, adoptando las decisiones solo con miras al bien común”, añade Galilea.
Un caso llamativo es el de Noruega que, a pesar de tener asociaciones salmonicultoras regionales, todos se agrupan bajo la Federación Noruega de Productos del Mar (FHL, por sus siglas en noruego), donde participan más de 500 firmas. La FHL, a su vez, está suscrita a la Confederación de Empresas de Noruega (NHO, por sus siglas en inglés), organismo en el que participan más de 20.000 compañías con tamaños que van desde familiares hasta multinacionales.
“Los productos del mar representan una de las exportaciones más importantes para Noruega, tras el petróleo y el gas, y cuyos países de destino superan los 150. Además, considerando la amplia diversidad de empresas que participan de la industria, la creación de políticas se agiliza si la autoridad dialoga con una menor cantidad de asociaciones de representación”, comentó el nuevo director ejecutivo del FHL, Geir Ove Ystmark, cuando asumió el cargo el 1 de enero de este año.
Puertas abiertas
Volviendo a nuestro país, en la actualidad cada una de las productoras cuenta con igual participación y representación en la discusión de las políticas públicas de las asociaciones. Esta estructura se traduce en “una empresa un voto” –SalmonChile fue el último en incluir esta medida–, es decir, se busca que los acuerdos se adopten por consenso y no primen los intereses particulares de ningún asociado.
“Las empresas que prefieran participar en otros gremios están en su libre derecho de elección; sin embargo, si en algún momento alguna de ellas decide incorporarse a nuestra asociación, nosotros tenemos las puertas abiertas para conversar”, comenta Julio Traub, aclarando que la Acotruch es “un complemento y no un competidor” para las asociaciones existentes. Se puede destacar que, desde sus inicios,la Acotruch es representante de los acuicultores en el Consejo Zonal de Pesca de la Región de Los Lagos. “Nosotros no podemos determinar quiénes ingresan y quiénes no, es una decisión de cada compañía, por lo que están todos invitados a participar”, concluye por su parte el timonel de SalmonChile.