Estrategia 18.12,13
En conversación con ESTRATEGIA, el nuevo decano de la facultad de ciencias económicas y administrativas de la U. Católica, se mostró optimista por el avance de las nuevas tecnologías en la materia.

—¿Cuál es su mirada frente al alto nivel de judicialización de proyectos en función de lo medioambiental?
—El mundo ha cambiado mucho y la sociedad chilena es parte de eso. Hoy es impensable realizar un proyecto que no incorpore todos los elementos medio ambientales que corresponden. Es impensable que un proyecto no sea un buen vecino. El problema es cuando las normas no están bien definidas, porque ahí entramos en un terreno más difuso, como con las centrales en el sur, donde las externalidades son mucho más difíciles de medir. Aunque ahí el análisis económico llega hasta cierto punto, y pasa a ser una decisión política. Respecto a la judicialización, cuando hay normas medio ambientales claras y regulación, se tienen que hacer cumplir, y las cortes tienen que verificar si se cumplen. No puede ocurrir que la corte esté haciendo la regulación, eso no corresponde.
—¿Constata eso?
—Sí. Ha habido varios casos en los cuales las cortes han reinterpretado y han hecho regulación con sus fallos. Esa no es la manera en que nuestro sistema funciona.
—Además de esta, ¿qué lecciones hay que considerar para avanzar en el tema energético?
—Algo importante es tratar de tener buena competencia, es decir, que haya distintos actores que puedan actuar en un mercado mejor informado. Elementos que introduzcan competencia, que impliquen licitar los suministros, que no existan barreras de entrada en los proyectos, apuntan en la dirección correcta.
—¿Cuál es su diagnóstico frente al nivel de competencia en el sector?
—Hay un informe sobre la competencia en el mercado eléctrico de Juan Pablo Montero, cuyo diagnóstico comparto, y en el cual se indica que hay bastante margen para mejorar el nivel de competencia en el sector eléctrico.
—Frente a la materia, ¿tiene buenas perspectivas o, en pocas palabras, estamos condenados a vivir problemas importantes?
—Soy un gran entusiasta, he visto avance en tecnologías nuevas, y en particular en la solar, donde se está realizando mucha investigación a nivel interno. Los costos de esa tecnología están bajando sustantivamente y además se están resolviendo problemas que eran complicados, como la intermitencia en la generación solar. En el norte hay varias experiencias que se están desarrollando actualmente y que son muy interesantes, como sistemas mixtos de generación hídrica con solar, que si funcionan, van a entregar un gran desarrollo para el norte. Hay un atraso evidente en construir centrales y es posible que en los próximos años tengamos una agenda apretada. Pero soy optimista, no veo que vayamos a tener crisis en los próximos años.
“Sería un Gran Error Revisar Función del Banco Central”
—Otro de sus temas de estudio ha sido la autonomía de las instituciones gubernamentales en Chile, ¿cómo las evalúa hoy?
—Se ha avanzado mucho. La madurez de una economía se mide por la calidad de sus instituciones y eso pasa por tener instituciones autónomas. La más crucial, y esto también está en discusión hoy, es el Banco central. Esta institución autónoma le ha dado al país una enorme estabilidad macroeconómica y eso es algo que hay que cuidar. Cuando uno mira las experiencias de otros países, esto no es algo obvio. Nosotros la tenemos, funciona bien, es un organismo muy respetado y admirado en el mundo. Cuando uno sale del país, el Banco Central es un ejemplo de cómo funciona un sistema económico. Hay que velar para que eso se mantenga.
—¿Ve amenazada su autonomía?
—Algunas personas dicen que hay que revisarlo y eso sería un gran error. Muchas de las instituciones que se han hecho después y que son grandes aportes para la economía en Chile se han hecho mirando el modelo del Banco Central. Incluso usan parte de su sistema para generar sus propias autoridades. Estoy pensando, por ejemplo, en el Tribunal de Libre Competencia, que es otro organismo que ha significado un avance en la calidad de la política económica en Chile y de cómo funcionan los mercados. Ponerla en duda sería un tremendo retroceso.
—¿Cuánto deben avanzar en autonomía otras instituciones gubernamentales?
—Me gustaría que las superintendencias fueran más autónomas, que el superintendente no sea nombrado por el presidente o la presidenta, sino de otra manera y con duraciones más largas que los periodos electorales. Algo que he escuchado, no sé si es verdad, es que el superintendente de valores y seguros, Fernando Coloma, podría seguir. Para mí eso sería un signo enorme de madurez, así como me encantó que la superintendenta de pensiones, Solange Berstein, que venía del gobierno anterior, siguiera este periodo. Esto debería estar mucho más institucionalizado. En el Sernac también puede ser.
—Cambiando de tema… Sus trabajos también han tocado el financiamiento universitario. ¿Cómo evalúa los planteamientos de Michelle Bachelet respecto a gratuidad?
—Soy contrario a la gratuidad universal para la educación superior. Este no es el camino, es un mal uso de los recursos públicos. Lo que tenemos que hacer es financiar a quienes lo necesitan. Ninguna persona joven, talentosa, se debe quedar fuera de la universidad por falta de recursos y por tanto debiésemos tener un sistema de ayuda financiera de créditos y becas para los quintiles más necesitados, pero no para los superiores. Hacer lo contrario es realizar una política regresiva
“Sistema de Concesiones Ha Entrado en Una Nueva Fase”
—¿Qué le parece el rumbo que ha tomado la política de concesiones en Chile?
—Hay un avance hoy en la dirección de presupuestos y en el gobierno en general. El financiamiento en los 90 era un tremendo tema, y hoy el Estado puede endeudarse afuera a tasas nunca antes vistas. Así, podemos financiar las obras públicas con endeudamiento del Estado. Eso permite separar gestión y financiamiento de la obra y escoger si concesionar uno de los procesos. He escuchado a varias personas de la Dipres que señalan estar avanzando hacia este concepto, el de comparar si cada obra conviene hacerla vía contratación directa con financiamiento público, o recurrir al sistema de concesiones.
—¿Podría reflejarse esto en un menor costo para el consumidor?
—Por supuesto, para todos, porque se está protegiendo el costo fiscal y eso podría significar menores tarifas para los usuarios.
—Con todo, ¿se ha percibido una fatiga en el tema concesionario?
—Yo no diría que hay fatiga, lo que pasa es que el concepto va evolucionando. En todos los programas de concesiones del mundo típicamente lo primero que se hace son las obras más evidentes. Así tuvimos a la cinco sur, la cinco norte, los aeropuertos, que al comienzo eran los proyectos más evidentes y fáciles de hacer. Hoy éstos tienen una envergadura gigantesca o son mucho más pequeños, y cuesta más armarlos.