La Tercera – La escasez de agua está perjudicando a los regantes que se abastecen de la laguna del Laja, en la Octava Región. En total, son 100 mil hectáreas y 4.000 agricultores que han visto caer, año a año, los niveles de la principal reserva de agua dulce del país. Según la Dirección General de Aguas (DGA), hoy el embalse, que abastece más del 15% de las necesidades eléctricas de la zona centro y sur, está a 6,1% de su capacidad. Más aún: en mayo llegó a una cota menor a su mínimo histórico, de 1.305 metros sobre el nivel del mar.
Los Canalistas del Laja, agrupación que aglutina a 2.100 socios, tienen una explicación para esto. Acusan que Endesa, la mayor eléctrica local -que en la zona genera 907 megawatts (MW) con las centrales Abanico, El Toro y Antuco-, usa en forma “irracional” las aguas, según dice su gerente, Héctor Sanhueza.
La utilización de la laguna del Laja está normada en un convenio suscrito en 1958 entre la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) y Endesa, que en ese tiempo era estatal. La eléctrica administra la operación del embalse bajo la supervisión diaria de la DOH.
El punto, asegura el ejecutivo, es que la eléctrica está sacando más agua de la que entra a la laguna y por eso el caudal siempre está en un menor nivel. Antes de la firma del convenio, advierte, la capacidad era de 5.500 millones de metros cúbicos; esto es, del tamaño del cerro Santa Lucía. Hoy llega a los 2 metros, con un volumen 14 veces inferior (ver infografía).
Pero Endesa discrepa. Desde la creación del acuerdo, asegura, ha operado el embalse “con riguroso apego al convenio”. En años secos, explica, siempre se saca más agua de la que entra al embalse, y hoy existe un convenio con la DOH para recuperar la cota. Por eso, la empresa dejó de generar energía entre junio y septiembre, retomando ahora esa función. “Con esto quedaremos con una cota mucho más alta que la del año pasado. En diciembre llegará a 1.316 metros sobre el nivel del mar. Así se van a satisfacer todas las necesidades de los regantes”, afirma el gerente regional de Gestión de Energía y Comercialización de Endesa, José Venegas.
El director general de Aguas, Fracisco Echeverría, agrega otro punto. Es posible, cree, que a la laguna esté entrando menos agua debido a los reiterados años de sequía, que ya suman cuatro. “Además, el convenio establece ciertos colchones de seguridad donde no se puede extraer agua”, indica.
Alcances del convenio
El acuerdo establece que los regantes tienen derecho a 90 metros cúbicos de agua por segundo para regar 90 mil hectáreas. Endesa, en tanto, puede sacar hasta 57 metros cúbicos por segundo como promedio anual (ver recuadro). También establece un colchón de reserva, de 500 millones de metros cúbicos por segundo, que no pueden ser extraídos. Pero debido a la sequía de 1997, apunta Héctor Sanhueza, Endesa y la DOH flexibilizaron el convenio para que la eléctrica sacara más agua. Para la generadora, la actual sequía es igual de compleja. “No hay cortes de luz porque tenemos gas. Pero desde el punto de vista hidráulico es una crisis tan compleja como aquella”, dice Venegas.
Luego de la flexibilización de fines de los noventa, el convenio ha sufrido cinco cambios más. El de enero de este año fue en beneficio de los regantes. Por eso, agrega el gerente de Endesa, el caudal del lago está más bajo.
Acciones legales
En la temporada de riego de 2012, que comenzó en octubre y culminó en mayo, los canalistas pudieron usar sólo 78% de sus derechos. Incluso, recuerda Sanhueza, tuvieron que usar agua del Salto del Laja. Este año ven que el escenario se puede repetir. Por eso contrataron al abogado Matías Desmadryl, ex director general de Aguas, y al constitucionalista Arturo Fermandois. Ellos entregaron los lineamientos judiciales que pueden seguir los canalistas, basados en un informe en derecho que hace un seguimiento de los 55 años de operación del convenio.
Una de las conclusiones, sostiene Desmadryl, es que hay hechos posteriores al convenio, como las flexibilizaciones, “que han debido cumplir ciertas formalidades que hoy admiten cuestionamientos y un análisis profundo. Por eso los canalistas están analizando distintos escenarios de acciones y conversaciones”. Asegura que lo importante es la legalidad de las modificaciones adicionales al convenio y cómo esto ha afectado los derechos de terceros.
Para Arturo Fermandois, en tanto, es “completamente antijurídico que el Estado celebre convenios con otras entidades públicas o empresas privadas que puedan tener como resultado llegar a agotar un lago o transformar derechos de agua de terceros en simples papeles”.
Según Sanhueza, los canalistas apuntan a que Endesa “cambie las fechas de generación, para que la laguna no quede sin agua cuando tenemos que regar, desde octubre hasta mayo”. Además, agrega que la eléctrica tiene un “interés perverso” para generar en invierno, ya que el precio de la energía es más alta, lo que a su juicio, beneficia a la eléctrica. José Venegas, por su parte, responde que beneficiarse del mayor valor de la energía no es lo relevante, sino que la estacionalidad del uso del recurso. “Sin duda que es mejor usar el agua en unas épocas que en otras, pero siempre satisfaciendo las necesidades de riego”, apunta.
Los regantes, en todo caso, usarán como último recurso el camino judicial. Antes quieren establecer una mesa de trabajo con la autoridad y la eléctrica para modificar el convenio. Si optan por la pelea judicial, reconocen que será difícil. Hasta ahora, Endesa ya ha enfrentado 16 recursos en su contra por sacar más agua de lo estipulado en el convenio y siempre las resoluciones les han sido favorables.
Por eso, apunta Fermandois, que la idea es plantear una nueva construcción jurídica sobre el uso de las aguas del Laja, ya que la anterior se sustenta “en un supuesto jamás cumplido”, que es la suficiente disponibilidad de agua en su estimación de 1958. “Ese debate de fondo es lo que queremos plantear en tribunales, para que la discusión jurídica no se limite a aspectos formales, como ha ocurrido con los recursos de protección que se han presentado en esta materia”, explica.
La eléctrica puntualiza que no ha aumentado sus derechos. “Usamos la misma infraestructura de antes. Lo que ocurre es que la necesidad de riego ha crecido más”, dice Venegas. Antes, cuenta, “el agua sobraba”.
Pero el convenio podría sufrir cambios. La DOH está haciendo estudios batimétricos e hidrológicos -que estarán listos en 2014- para saber cuánta agua entra y sale. “Así se podrá ver si se dan las condiciones establecidas en 1958. Si se han modificado, debería ser uno de los elementos para hacer cambios”, explica Echeverría.
Una nueva junta de vigilancia
Este año la DGA estableció una mesa de trabajo para formar una junta de vigilancia integrada por los regantes y también por Colbún y Suez, que tienen derechos de agua en esa zona.
Si bien este era un anhelo antiguo de los regantes, no se pudo realizar ante el rechazo de Endesa y de la propia DOH, cuenta Echeverría. La eléctrica se sigue oponiendo, pese a que ya se están redactando los estatutos, explica. Para los próximos días, en todo caso, hay agendada una reunión con la generadora. “Llevamos dos a tres meses conversando con ellos para tratar de convencerlos de que se forme una junta de vigilancia en términos voluntarios”, dice Echeverría.
Por su parte, Endesa, indica Venegas, no tiene problemas en participar de esta instancia, siempre y cuando sea una agrupación ordenada. “Cuando esto esté ordenado, lo haremos”, señala.