21.08.13 El Divisadero.
Peter Hartmann Director Codeff Aisén Coordinador Coalición Ciudadana por Aisén Reserva de Vida.
Como se recordará, en mayo del 2012 la Corte Suprema obligó a la Comisión Ambiental de Aysén a anular su aprobación del proyecto Río Cuervo de Energía Austral y a exigirle a la empresa la información con que el Sernageomin había condicionado su aprobación. Extrañamente y por razones que desconocemos, el punto 4. “Predicción y evaluación de impactos y situaciones de riesgo”, de ese condicionamiento, que incluía el tema de los flujos piroclásticos y su posible acceso al valle del Río Tabo, el tema de las fuentes sismogénicas regionales y el monitoreo de aguas subterráneas y ubicación del Batolito en el portezuelo, quedo reducido a solo a la primera parte, aquella de los flujos piroclásticos.
Energía Austral demoró más de un año en entregar parte de la información exigida y ahora el Sernageomin tiene un asimétrico plazo de solo ocho días para revisar esos estudios y emitir su informe a la Comisión Ambiental Regional, para que esta vuelva a votar si aprueba o rechaza ese estudio de evaluación de impactos ambientales, EIA.
Revisando esos estudios entregados por la empresa, leemos en ellos que existe evidencia de flujos piroclásticos en el área, que sus consultores dicen que “predecir flujos no es una ciencia exacta”, que “el nivel del lago aumenta de 500 a 528 metros” (actualmente el lago esta a 473 metros de altura o sea a 70 metros de altura del portezuelo, la que baja de 14 a 17 metros con el nivel del embalse, que sería de 526 a 529 metros sobre el nivel del mar) y que “el nivel del lago tendrá un efecto irrelevante en la propagación de esos flujos altamente móviles” (claro, si se usa información falsa o errada). Agregan, que “si las nubes de ceniza llegan a viajar esta distancia sobre el lago y alcanzaran la ribera opuesta con energía suficiente, podrían superar la relativamente pequeña barrera topográfica del portezuelo” y que las oleadas piroclásticas pueden alcanzar la cabecera de los ríos Tabo y Cuervo, aunque esta posibilidad se considera muy improbable, “si las oleadas (que son muy móviles) alcanzan esa distancia, la barrera topográfica no las detendrá” (Punto 3 Discusión y Conclusiones, Apéndice V.1.1 Flujos Piroclásticos en los Volcanes. Maca y Cai, de Aurum Consultores. Ver además figura 2.22b. ). Extrañamente, nada se dice con respecto a que pasaría en el caso de cruzar esas oleadas o nubes de ceniza hacia el valle del Tabo (en alrededor de 70 minutos podrían llegar a Puerto Aisén). Por otra parte, se encargó un estudio geológico de la cuenca del Tabo en el cual se señala que hay evidencias de lahares secundarios en ese valle, aunque estos llegarían solo hasta el Lago Los Palos. Pero extrañamente, nuevamente, se evitó prospectar en terreno la geología y la permeabilidad del portezuelo entre donde estaría el embalse y el valle del Tabo que se encuentra 51 metros más abajo.
Y con respecto a la probabilidad o no de que ese riesgo exista, ya conocemos la credibilidad de este tipo de estudios, que en casos anteriores afirmaban que el área no era sísmica o que los volcanes estaban inactivos o que había una morrena en el portezuelo. Y ahora, al menos, cambian el nivel de altura del lago, pero al menos admiten sus predicciones “no son ciencia exacta”.
Al publicar la entrega de su adenda (o informe complementario) que se le exigió, Energía Austral lo que mas hace es insistir en que “los niveles de peligro volcánico no se ven modificados o afectados por el hecho de existir o no su proyecto”. Además, su gerente pregona con su habitual demagogia, que la energía que generarán provendría de una fuente renovable, que generará beneficios para el desarrollo de Aisén, incluyendo el suministro de energía al sistema eléctrico local, creación de empleos, estimulo económico y medidas para promover el turismo.
¿Cómo se puede afirmar que un proyecto que pone una barrera en un río, que eleva el espejo de tres lagos y lagunas en 53 metros y aumenta en miles de toneladas de agua el peso sobre varias fallas geológicas, no altera en nada los niveles de peligro existentes? Todo lo que uno hace tiene reacción y consecuencia (ley de la interdependencia) y evidentemente esta no es una excepción. Y aunque algunos no lo quieran ver, tal como en su momento no querían ver los volcanes, ni la sismicidad en el área, la inducción sísmica existe y las fallas geológicas ubicadas ahí también. Igualmente, pueden existir los eventos volcánicos, tales, como la acumulación de material obstruyendo el desagüe en la barrera o provocando olas u oleadas que ya no tendrían barrera hacia El Tabo que las detenga. Para que hablar del posible paso de agua o rotura de esa barrera de la que hasta hoy no se sabe de su consistencia ni resistencia.
Y con respecto a lo demás: ¿Qué tiene de renovable el agua fósil de glaciares en retroceso o el agua embalsada inundando 13.000 hectáreas de lugares prístinos de alto valor ambiental y dejar un río con 3% de su caudal? ¿Es desarrollo eso y aumentar los riesgos, es turística un área destruida por una represa y un embalse con borde de “ceja”, unas decenas de empleos finales? ¿Se trata del “desarrollo” como el que dejaron las represas en el Bio Bio? ¿En que parte del proyecto en evaluación se consigna que se entregará energía al suministro local y como se haría, si ni siquiera éste considera línea de transmisión? Por lo demás, esto al igual que en el caso de HidroAysén, requiere de modificaciones legales y depende del monopolio eléctrico regional.
Para remate, este gerente afirma que su proyecto “tiene el potencial de desplazar cerca de 1,5 millones de toneladas de CO2 al año”. Eso, sin haber hecho, que sepamos, el menor esfuerzo en calcular las emisiones de metano que provoca la inundación de las casi 6 mil hectáreas terrestres del embalse de su proyecto, la mayor parte bosque, mallines y turberas vírgenes, ni las emisiones durante el tiempo de construcción, ni de los materiales usados, ni de aquellas incorporadas en los equipos que se utilizarán.
Si en algo esta empresa y sus antecesores se han destacado, es en faltar a la verdad y en su demagogia, por lo que seguimos creyendo, y mas seguros que nunca, en que mas vale prevenir que curar. Más aun, cuando otros geólogos a cargo del estudio de riesgos en el fiordo Aysén, advierten que este proyecto aumenta esos riesgos y que hay que tomarse en serio la peligrosa geología del área.