Noticias

Juan Pablo Orrego: “El Parlamento es rehén de los clanes empresariales”

Radio U.Chile 3.08.13 El coordinador de Ecosistemas fue entrevistado por Juan Pablo Cárdenas, un especial de prensa que abarca las características de Hidroaysén, un proyecto energético con falencias en su autorización que, a juicio de Orrego “denigran la institucionalidad ambiental”.

Juan Pablo Orrego es ecólogo, antropólogo y músico, conocido por oponerse al proyecto Hidroaysén, que propone intervenir dos ríos en la Patagonia (Baker y Pascua), con cinco megacentrales hidroeléctricas que suman energía al país, a través de una línea de transmisión que atraviesa Chile por más de 2 mil kilómetros, con la consiguiente intervención del territorio.

El ambientalista fue entrevistado por Juan Pablo Cárdenas, abordando el proyecto Hidroaysén, destrabando en este ejemplo el modelo energético dominado por las principales fortunas del país. En esta conversación, destaca que el Parlamento “es rehén de los principales clanes económicos”.

Se piensa en la intervención de los ríos como una alternativa menos contaminante para producir energía, ¿Qué punto suma la hidroelectricidad a la protección del medioambiente?
– A comienzos de los ’90, comenzamos la defensa de los ríos en el Biobío, cuestionando un gran proyecto hidroeléctrico. Ahí perdimos la inocencia, descubrimos muchas cosas respecto del jaque mate urdido entre Pinochet y Milton Friedman.

Pensar que la hidroelectricidad es una fuente limpia, renovable y barata, es una idea un poco obsoleta. No nos oponemos a la hidroelectricidad, usando la energía cinética de las aguas, pero sí nos oponemos a las megacentrales hidroeléctricas de embalse. Sumemos a ello la geografía chilena, sus extrañezas. Nuestros ríos son cortos, y tienen un tramo torrencial, otro promedio y luego baja a la costa. Son cuencas pequeñas, incluso en el centro, con una biodiversidad no tan alta, pero tenemos una variedad en endemismo, muchas especias son endémicas de Chile y Argentina. Entonces llegan las grandes centrales, por ejemplo en el río Loa, el más largo, el ex magnífico, está herido de muerte, tal como el Biobío.

El Baker tiene 180 kilómetros de largo, el Pascua tiene 90 km y quieren meterle tres centrales, eso es transformarlo en un artefacto hidráulico. Con estas características geográficas, los grandes embalses causan estragos. Hay consenso en la Convención Mundial de Represas, mirando para atrás hasta la primera represa, se ve un proceso de décadas con un impacto negativo superior a largo plazo. Costos para los ecosistemas, para las comunidades, y la ganancia para una empresa.

¿Qué consecuencias a largo plazo significa una central hidroeléctrica?
Cuando el embalse está colmatado y la central está inutilizada, en un proceso de muchos años sumado a la acumulación de cierta cantidad de sedimentos, pero es un proceso inevitable, sin dragar millones de metros cúbicos, y eso es un problema que no ha sido incluido en ecuaciones costo-beneficio, ni en las evaluaciones de impacto ambiental. Cuando eso pasa, la empresa no está, pero sí la gente y el Estado, con un gran problema.

¿Por qué este empecinamiento de las empresas, pudiendo estudiar la conveniencia, por un negocio quizá lucrativo a corto plazo? ¿Cómo el Estado no observa este riesgo?
– Es una ceguera que tiene relación con la rentabilidad, con el lucro en una mirada cortoplacista. Las grandes represas provocan la muerte biológica de los ríos, un sistema esférico, alimentando el borde costero, donde vienen a ovar los peces, con nutrientes, sedimentos. Al matar un río, matas también el borde costero y el mar interior. Esta gente está empecinada porque no tienen que pagar un peso por esas aguas, por destruir ese valle, no hay un costo siquiera de compensación. Si la legislación los obligara a hacerse cargo del pasivo ambiental, y demoler esto luego de utilizarla, sería menos viable aún el proyecto. En Estados Unidos hay centrales sin utilizar, y la ingeniería aún no sabe qué hacer con esas centrales obsoletas, inutilizadas.

Ante todos esos antecedentes, además de otros factores, seguir con este proyecto se explica por ser dueños de esas aguas. Se apoderaron a través de la Constitución del 80, que consagra la propiedad privada de los derechos de agua, la transforma en una mercadería.

Está también la línea de transmisión, ¿qué puede explicar esta operación de llevar energía de Aysén a la minería del norte?
– El Código de Aguas crea derechos de agua no consuntivos, especiales para el desarrollo hidroeléctrico. Endesa, controlado por la italiana Ener, tiene el 80% de los derechos de agua no consuntivos en Chile. Es un truco que les permite monopolizar los ríos, porque cuando alguien pide ocupar agua del río Baker, hay que presentar una solicitud ante la Dirección de Aguas en Aysén, y publicar en el Diario Oficial y un diario regional. Y cuando eso pasa, aparecen los abogados de AES Gener y Endesa, quienes tienen estos proyectos gigantes, e impugnan cualquier petición de campesinos y fundos adyacentes, porque restan el agua a la ejecución de los proyectos. Esto obliga a la DGA a rechazar la petición.

En 2007, la DGA declaró la cuenca del río Baker como zona de escasez hídrica, pese a que llueve, hay agua, ríos glaciales, entonces no se explica. Esto porque el río no puede ser tocado por nadie, entonces la gente no tiene acceso al agua que le rodea.

¿Qué tipo de regulación permite la presentación de un proyecto de esta magnitud?
– La Cámara Baja armó una comisión investigadora por Hidroaysén. La propia comisión dice que todas las autorizaciones fueron logradas con irregularidades flagrantes, lo que deslegitima y degrada el sistema de Impacto Ambiental, y vulnera el ministerio del Medio Ambiente, entonces la gente termina de creer en el Estado. El pecado original empieza por un intendente de Michelle Bachelet, Selim Carrasco, que permite que un estudio de impacto ambiental rechazado por un tercio de los servicios públicos, descartado de plano. La empresa presenta un nuevo estudio, y Carrasco impone que el estudio siga su curso, y que la institucionalidad presente un cuestionario para que la empresa aporte datos, pese a ridículos vacíos de información. Este tipo de procedimientos degrada el sistema de protección de impacto ambiental, y la gente piensa que no sólo las empresas, sino los políticos y el Estado, están en contra de ellos.

POLITICA Y FINANCIAMIENTO
Estamos a cuatro meses de una elección, y vemos poca exposición de los programas políticos. Empresas como Hidroaysén deben estar esperando su oportunidad, porque ya en este gobierno no hay condiciones de aceptar el proyecto. ¿Qué piensas de la actitud de la clase política y los candidatos, han aprendido ellos del estupor ciudadano?
– Este modelo está controlado por monopolios, oligopolios en todos los sectores. Los Matte, Angelini, los Luksic, bloqueando la evolución del país. Ellos ponen una valla a este país. Tienen reclamando al Consejo Minero, a la Confederación de Producción, pero piden más hidroeléctricas, no quieren que cambie el status quo, y nosotros, un montón de organizaciones con distintas características, clamamos un cambio de timón, una reforma energética. Generación distribuida por macrozonas, que según la zona se usen las fuentes de energía limpia que abunda en distintos territorios, debemos eliminar las falsas disyuntivas por más carbón, por energía nuclear.

¿Cómo se financia esta lucha contra el proyecto Hidroaysén? Que por cierto, cuenta con un vasto capital para campañas enormes para prender este proyecto en la sociedad chilena.
– Son recursos humanos, hay convicción de una postura correcta. Es un proyecto indefendible, por eso han cometido tantos errores, y tan garrafales, es algo que no se puede defender. Chile ha sido considerado la Arabia Saudita de las energías renovables no convencionales. Tenemos un sol infinito, geotermia en toda la cordillera, energía eólica en la franja volcánica, también en la Patagonia, y la energía oceánica, usando olas, mareas y corrientes para generar energía.

La defensa del proyecto apunta a que los opositores de Hidroaysén están por el petróleo, las centrales termoeléctricas, que son más dañinas, y que el país tiene tantas.
– La gente está cambiada, los chilenos están al día con la información, ya no se tragan ruedas de carreta. Hemos estimulado este proceso de poner ante los ojos de la gente la información objetiva, veraz, equilibrada, sin el sesgo que tienen las empresas. Entonces la gente ya no les cree.

Cuando presentaron el proyecto, prometieron energía mucho más barata. En un seminario, llegó gente de Endesa, y presentaron la idea de energía barata. Y ellos proponían transmitir el 100% de la electricidad, a nivel continuo, a Santiago para alimentar operaciones mineras en Santiago, entonces ofrecer a Aysén la energía más barata fue un bluff.

Luego se inventó el concepto de “energía soberana”, aun cuando las utilidades son de una empresa, esto es de una empresa, no de los chilenos. Hay una paradoja, porque ENEL tiene un 32% estatal. Si el proyecto avanza, el Estado Italiano hace un negocio con recursos de todos los chilenos, cosas que ni siquiera el Estado de Chile puede hacer.

Uno ve países más pequeños con centrales eólicas, paneles solares, y nuestro país tiene tantas facilidades para ello, incluso sin impacto visual. Pasa también que las grandes empresas hacen lobby, y gastan más recursos que una campaña electoral.
– Es terrible la verdad que tú señalas, una verdad del país en las últimas décadas. El Congreso es rehén de estos clanes, con apellidos Matte, Angelini, Luksic. La gente que trabaja ahí dice que son rehenes de los operadores de estos clanes. Los ambientalistas denunciaron a Zaldívar, tapado de acciones de empresas pesqueras. En el tema energético, el desafío de la humanidad, no sólo de los chilenos, no es cómo generar más y más, sino cómo disminuir la demanda y el consumo. Si Chile sigue atascado en industrias primarias, las que más tragan agua, contaminan, y no generan capital humano, incluso la energía renovable no convencional será nuestra pesadilla.

MATRIZ ENERGÉTICA
Hay un vínculo entre grupos ambientalistas, defendiendo distintas amenazas. Te quería consultar por las termoeléctricas, que también tienen oposición.
Estamos oponiéndonos a casi todo, pero pasa por un problema con el modelo energético en Chile, pegado en megacentrales termoeléctricas, o hidroeléctricas. Se dice que tenemos un 5% de energía renovable en la matriz, pero es un porcentaje engañoso, ligado a un modelo de desarrollo primitivo, vendiendo concentrado de cobre, harina de pescado, pulpa de celulosa y astillas de pino y eucaliptus, lo que es pura depredación.

Incluso se compromete el desarrollo, se amenaza con ello…
– Siempre se inflan las cifras, pero el problema es la megaminería. El Presidente Piñera anunció 110 mil millones de dólares en proyectos mineros, sin hacer ninguna mención en externalidad que trae esta inversión.

¿Porqué estas mega inversiones del cobre no proponen desarrollar su propia energía?
– Hay una confabulación del sector minero y el eléctrico, son todos amigos. Los mineros están satisfechos con que les provean la energía. Es todo un status quo, sector minero, energético, forestal, todos muy rentables, que no quieren cambios. Ven las energías renovables no convencionales como su competencia, y lo son, y quieren impedir que se desplieguen en Chile.

Hay una idea que las ERNC no son prácticas, ¿qué hay de cierto en ello?
– Eso no es así, basta mirar el giro de los países desarrollados. Hay una tendencia en Alemania, por ejemplo, aprovechando radiación solar equivalente a Puerto Montt, pero nosotros tenemos un desierto y cero desarrollo. Perfectamente las mineras podrían implementar plantas de concentración solar, con cientos de hectáreas generas cientos de megawatts. Las centrales termosolares funcionan con vapor de agua, minerales, elementos oleicos que hacen andar la turbina. Tienes una limitante con el agua, pero se puede reciclar el agua. Uno de nuestros argumentos es obligar a las mineras a autoabastecerse con fuentes genuinas.

¿Qué nos podrías contar de la experiencia regional, respecto del tema energético? Hay gobiernos de izquierda en América Latina que están produciendo petróleo, sin ninguna voluntad de despedirse de las termoeléctricas, sino que se favorecen del petróleo y el carbón.
– Cerca de nosotros, Brasil hace cosas interesantes, pero a un nivel micro. A nivel macro, no encuentras buenos ejemplos en el entorno regional. El espanto está en la megaminería, la que exige una infraestructura energética para abastecer sus procesos. Soy crítico de mi país, pero en otros países están matando a los dirigentes sociales, lo vemos en Perú, en Brasil, con fuerzas paramilitares contratadas por empresas energéticas. Países como Costa Rica, su modelo está basado en la conservación de la naturaleza, pero hay una fase extractivista, despiadada, no hay sustentabilidad. Como ecólogo, sólo hay opción con la fase terciaria, desarrollar algo cualitativo a través de la educación, formar capital humano, desarrollarnos de otra manera, buscar la plenitud interior, que necesite cada vez menos cosas materiales. Estamos con un problema que en Europa no escapan mucho, ves los países europeos y son cómplices de la industria bélica, arrastrados por Estados Unidos. Suecia vendiendo cazabombarderos, España aprueba su presupuesto bélico pese a una crisis.

La parte esperanzadora es la gente. En Chile ha pasado así, el tema es que estos oligopolios tienen detrás de ellos a las fuerzas policiales, el control de los medios de comunicación, hay un lavado de cerebro con la farándula. Pero la juventud está alcanzando unos niveles de lucidez, hombres y mujeres que desde muy jóvenes hacen cosas fantásticas. Esto se ve opacado por la fuerza de las corporaciones, gobiernos cómplices, y al final, la sombra ominosa de las fuerzas de orden.

Un pueblo en la calle es más poderoso que el ejército que lo reprime, es la parte esperanzadora de este cuadro de cambio climático.
– Se habla de recursos abundantes. Atacama es el desierto más árido, pero terminamos el verano pasado con la región de Coquimbo como zona de catástrofe hídrica, y comunas alrededor de la región Metropolitana con déficit hídrico. En el cajón del Maipo, se están muriendo los litres. Entonces hay una imagen engañosa por los recursos, la cosa se está poniendo difícil, hay una frase digna de citar, que muchos personajes repiten que el agua se pierde cuando el agua de los ríos va al mar, lo dijo Sebastián Piñera un 21 de mayo. Es una frase que da escalofríos, que la dijeron José Yurazeck, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Pablo Irarrázaval, y ahora se suma Daniel Fernández, vicepresidente de Hidroaysén. Entonces uno ve cómo los negocios sesgan la percepción. Dicen que el agua es recurso princnipal de la energía, ¡¡pero antes es la matriz de la vida!!

Escuche aquí: Especial de Prensa – Juan Pablo Orrego